El nuevo festival Tome Pola sacude la economía de las casas cerveceras artesanales
domingo, 31 de julio de 2022
Manigua, Polansky, Madriguera, Diosa y Van Der, entre las 11 casas que participaron en la segunda edición del festival de cervecerías artesanales
Bogotá es una ciudad en la cual siempre hay algo que hacer, pues tiene una variedad de planes asombrosa. Definitivamente, es una de las ciudades más movidas y diversas que se pueden encontrar. Los planes pueden ir desde visitar museos, hasta toques musicales gratis en los parques de la ciudad. Los planes están, solo hay que saber buscarlos.
De hecho, este fin de semana en Teusaquillo se celebró la segunda edición del Tome Pola, un festival que congrega las mejores casas cerveceras de la localidad. Entre las 11 casas que participaron en el festival se encuentran: Manigua, Polansky, Madriguera, Diosa y Van Der.
Estas casas cerveceras se agremiaron, y, aunque parezca extraño, pues en términos generales venden lo mismo, la verdad es que, como lo describe Juan Ortiz, “competir entre nosotros sería un error, lo que tenemos que hacer es promocionar las cervecerías artesanales, que nos conozcan como marcas”.
Cada casa impregna su toque personal tanto al estilo del bar como a la misma cerveza, por lo tanto, hay pola para todos los gustos y para todas las ocasiones. Precisamente, es lo que los diferencian de las cervezas tradicionales, “nosotros vendemos experiencias”, asegura Daniela Villamizar de Diosa Cervecería. “Entre más cervecerías artesanales hallan, la gente más va a consumir y van a tener más criterio para tomar pola”, añade.
Con el objetivo de promover y dar a conocer este plan en uno de los barrios más tradicionales de Bogotá, se revivió este festival, pues su primera edición fue en 2019 cuando existía la Insurgencia cervecera; en ese entonces existía un pasaporte que daba aval para hacer el tour en cualquier momento.
No hay cerveza artesanal igual a otra, pues aunque hay directrices para cada grupo, cada una tiene tonos distintos. “Hay una biblia de la cerveza”, asegura Johana Van Der Beist, la dueña de Van Der Cervecería. Esto lo confirma Daniela Villamizar, pues asegura que, “la cerveza es un alimento y como tal tiene sabores, no es la misma cerveza que tenemos que tomar siempre, sino que tiene una multiplicidad y pluralidad de sabores, y queremos que la gente los conozca”.
Durante esta edición las casas se pusieron de acuerdo para dejar cada vaso a $8.000 con el objetivo de que en una sola tarde los asistentes pudieran conocer todas las cervecerías. Varios dueños de las casas aseguraron que el objetivo económico era duplicar y hasta triplicar las ventas de un fin de semana normal, expectativa que se cumplió ampliamente, pues muchos de ellos no daban abasto y los clientes tuvieron que, en un punto, elegir donde quedarse para poder seguir disfrutando de la cerveza.
Las diferencias entre casas son evidentes:
Polansky, es la cervecería más nueva de la zona, pues su apertura coincidió con el inicio del festival. Nataly Díaz Suaza, su dueña, explica que su diferencial es el rock and roll tradicional, “el espacio es muy por la onda punk, quisimos involucrar el arte, la música y el cine, somos muy contraculturales”. Además, explica que el tipo de cerveza que venden, son cervezas tomables, en cuanto a precio y sabor, aunque también tienen unas con alto grados de alcohol “con más cuerpo”, como ella las describe.
Por otro lado, Diosa Cervecería es un espacio totalmente diferente, sobre todo por el ambiente. En Diosa, la música es suave y juegan con los tonos rosas y morados en su decoración, tienen un espacio de Coworking y la librería el Matorral está al fondo, por lo cual es la única que abre a las 10:00 am, considerando que los clientes pueden ir a esta hora tomarse una pola mientras leen un libro o trabajan y continuar con su día. “Diosa para mi es la celebración de la vida entorno a una pola”, explica su dueña.
Otra cervecería vieja guardia es Van Der, ubicada en la carrera 16 #35-08. “Nosotros nos caracterizamos por las cervezas Americanas, lupuladas, aromáticas, tienen mucho carácter y siempre hay de temporadas”, asegura Johana. Y el estilo del lugar va de la mano, música fuerte y un constante movimiento, es lo que lo caracteriza. “Nosotros tenemos alma, Van Der tiene cuatro años en los cuales puedo decir que tengo entre 100 y 150 personas que vienen dos o tres veces a la semana”, añade.
Por otro lado, Juan Ortiz de la Madriguera explica que sus cervezas tienen una identidad: “cada cerveza tiene un animal”. Ellos, al igual que Van Der, trabajan el lúpulo; “nuestras cervezas son complejas, pero también muy tomables", asegura. Tienen siempre a alguien en la barra dispuesto a hablar. “Ese modelo gringo en el que la gente llega y se sienta a hablar en la barra, la gente puede ir a tomar sola e igual encontrar compañía, como en una madriguera”, termina.
Queda claro que la creatividad de los dueños de las casas cerveceras tiene que estar siempre presente, pues eso hará que se fortalezca su nicho y puedan seguir impulsando el gremio y a la localidad.