Ocio

La estrategia de correr con los brazos

Alexander Obando

Está comprobado que para correr mejor es necesario ayudarse con las extremidades superiores. Muchos atletas aficionados se enfocan principalmente en mover más rápido las piernas, pero pasan por alto la importancia de la coordinación entre piernas y brazos.

Las piernas son sin duda la parte principal, pero los brazos deben moverse al mismo ritmo en un movimiento "paralelo"; deben situarse lo más cerca posible al cuerpo y el codo tendrá un ángulo de 90 grados. No es aconsejable cruzar los brazos por delante del pecho ya que esto desestabiliza el tronco. Intentar correr con los brazos pegados al cuerpo sin coordinación con las piernas, hace al atleta tambalearse hacia los lados y perder estabilidad, además de causar mayor fatiga.  

Aunque el esfuerzo lo hacen las piernas, un braceo enérgico ayuda a que el impulso del cuerpo sea más eficiente. Además, gracias a una fuerza abdominal apropiada los brazos serán el complemento para mantener la columna vertebral erguida y mejorar la postura. Las manos se deben sentir libres sin crear fuerza en los puños;  por eso no se recomienda a los atletas llevar objetos en las manos (o brazos) mientras corren. Esto genera un gasto energético ?o incomodidad? extra que crecerá con la distancia. Cualquier elemento puede impedir que el movimiento sea el indicado, al requerir un cambio en la posición de los brazos o en el equilibrio de alguno de los lados.

Irónicamente los brazos son bastante importantes al correr y más vale ejercitarlos para no descuidar la condición de la parte superior del cuerpo. Lo mejor sería hacerlo en un gimnasio realizando 3 series de 20 repeticiones con muy poco peso. Las flexiones de brazo o ejercicios en barras fijas también son útiles. La idea es que el músculo no crezca demasiado para que el movimiento al correr no sea tan rígido. Tampoco hay que olvidar los ejercicios de flexibilidad para no sentir la necesidad de recogernos cuando el agotamiento empiece a pasar factura. En otras palabras, es un hecho que algunos malos resultados habrían sido mejores tras subestimar los brazos del atleta.