La fábrica modelo de Ford en Almussafes
sábado, 28 de marzo de 2015
Ripe
En los despachos de Dearborn ningún directivo pronunciaba correctamente el nombre del municipio de Almussafes, al otro lado del Atlántico. “Al-miu-sa-fis”, acertaban a decir en sus reuniones en el cuartel general de la firma, a las afueras de Detroit.
Casi 40 años después, el presidente y consejero delegado de Ford Motor Company, Mark Fields, vocaliza con claridad Almussafes y prácticamente calca aquel discurso de Ford II en los 70. Hace un mes y medio se dirigió en un voluntarioso castellano a los 6.000 trabajadores de la planta para refrendar el compromiso adquirido hace casi cuatro décadas.
Vino a certificar la inversión de US$2.600 millones, en los últimos cuatro años, que la producción aumentaría 40% para este ejercicio y que saldrían relucientes 450.000 automóviles para 2016, entre los que se encontrarán los nuevos modelos de Mondeo, S-MAX y Galaxy, confiados desde este año a la fábrica valenciana. Hoy 80% de sus vehículos viaja por las carreteras de 75 países. Clausuradas las dos plantas de Reino Unido y también absorbida la producción de Genk (Bélgica), Almussafes se ha convertido en el ojo derecho de Ford.
“Fuimos la primera marca en democratizar el diseño atractivo y popularizamos una excelente dinámica”, dice Jim Farley, vicepresidente ejecutivo y presidente de Ford para Europa.