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Las mejores relaciones públicas de Bogotá son el Festival de Teatro

Salud Hernández Mora

El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá está a la vuelta de la esquina. Durante diecisiete días, a partir del 4 de abril, Bogotá parecerá una capital del primer mundo.

Pero financiar un programa que mezcla obras de pago con otras gratuitas en parques y plazas, para permitir que toda la ciudadanía lo disfrute, requiere un esfuerzo colectivo de la empresa privada, entidades públicas y aficionados. La mitad de los ingresos provienen de la taquilla y aún falta la mitad por vender. Hablamos con Anamarta de Pizarro sobre este tema.

¿No es un suicidio económico organizar el Festival más grande del mundo?
Es un riesgo y somos conscientes de que hay que poner límites. Por eso este año solo traemos 25 países; el año pasado fueron 36.

¿El Teatro Santo Domingo le ha perjudicado? ¿Ya no es el Festival el único que presenta espectáculos de primer nivel?
Al contrario. Es muy importante la diversidad y fomenta la afición por el teatro. Una de las razones de que Buenos Aires tenga tantas obras buenas es que hay una calle llena de teatros y cada uno tiene que hacerlo mejor que su vecino.

¿Han conseguido ustedes que a la gente le parezca elegante, le de caché, tener un abono, asistir al Festival?
Sí, Fanny lo convirtió en una moda, no eres nadie si no vas por lo menos a una obra. Yo creo que somos la mejor agencia de relaciones públicas de la ciudad, hay diarios internacionales que lo cubren y hacen varias notas del Festival en Bogotá, no de violencia.

Algo que no te puedas perder. Un espectáculo de danza del coreógrafo chino de las Olimpiadas de Pekín. Shen Whei estará con su compañía de Estados Unidos, con dos obras en una sola: “La Consagración de la primavera” y “Folding”. Dígame una obra para ese hombre que solo le gusta trabajar, todo le aburre. “La Veritá”. Es un circo que traemos de Suiza, tiene un telón de Dalí y a partir de él montan una historia con todos los recursos del circo. Divertido, visual y poético.

¿Y el directivo que viaja a Nueva York, a Londres, se cree la última Coca-Cola del desierto, y piensa, estos corronchos, qué pereza?
Pues Bob Wilson. Hay gente que va por el mundo persiguiéndolo. Viene con un grupo brasileño y “La Dama del Mar” es una obra que la rescribe Susan Sontag.

¿Si es típica pareja que rara vez tienen gustos afines?
Una noche de cabaret. “Limbo”, viene de Australia con toda la sensualidad de la que son capaces ellos; es muy bueno. Y pueden tomarse unos traguitos.

¿Los que deben compartir con hijos adolescentes?
Es un público muy importante, por eso traigo espectáculos para ellos. “Tumpac”, de España. Trabajan con elementos reciclados, con muchachos. Break dance, hip-hop. Es un musical impresionante.

¿Con la familia entera?
Yo los llevaría a “La Niña del dragón”. Todos los elementos de la cultura china, con la belleza de su circo, en el Campín.

¿Un grupo de amigas que buscan obras “femeninas”?
Una muy dura, “Historia de Amor”. Es la obsesión de un profesor de Literatura; un día se cruza con una mujer, empieza a perseguirla y deja todo. Es contada con técnica de viñetas de cómic, los actores entran y salen; sólo por eso eres capaz de verla. O pueden ir a ver a Cecilia Roth y Dario Grandinetti que recrean la película francesa, “Una relación pornográfica”.

Hay mucho políglota entre los lectores de La República, ¿qué ven?
“Medea”, con actores croatas.

Pensemos en idiomas más asequibles, digamos francés...
Wadji Mouawuad, el dramaturgo de la película “Incendios”, viene con la obra “Solos”. Es él en escena, jugando con proyecciones de imágenes en 3D.

¿En inglés?
“Missing”, de Gran Bretaña. Teatro físico y algo de danza, con mucho texto, muy bueno.

¿Alemán?
Woizeck, es un autor que se murió y había escrito tres obras, éxito las tres. La reescribe Bob Wilson y un grupo alemán- Hamburg Thalia- recoge su versión, con música en vivo. Recrean un cabaret alemán de los años 40.

¿Los que quieren ver producciones colombianas?
En nuestro Festival Creativo coproducimos tres obras. “Voz”; “Los incontados”, y “Matando el tiempo”.