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Llinás ayudará a trazar el mapa del cerebro

Caracol Radio

El funcionamiento cerebro siempre ha sido un misterio fascinante, un reto infranqueable en el mundo de la ciencia. Hasta ahora. el gobierno de EE.UU. emprendió un proyecto que tomará una década, para construir el mapa de este órgano, donde nacen las ideas y se guardan los recuerdos.

Universidades, empresas y científicos de todo el mundo harán parte de la investigación. Uno de ellos es el neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás, que asegura que lo más importante del estudio es conocer la naturaleza de lo que somos.

En entrevista con Caracol Radio, Llinás habló sobre las curiosidades del cerebro, y confesó que no donaría el suyo al morir.

¿Qué espera al término de esta década de investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro humano?
En este momento, la situación está sumamente interesante. El estudio del cerebro, como se está planeando, va a costar entre US$1.000 millones y US$10.000 millones. Eso es mucho más que lo que costó el proyecto del genoma humano. Por eso estamos todos esperando a que el presidente Obama anuncie a qué nivel económico y de personas involucradas se va a llevar el proyecto. Es tal vez el esfuerzo más importante en la historia de la humanidad.

¿El cerebro, desde que se conoce hace 100.000 años, ha cambiado o ha evolucionado?
No, el cerebro nuestro tiene más o menos 40 millones de años, y no ha cambiado tanto. Desde el punto de vista biológico es un tiempo muy corto. Ahora, la evolución no se presenta desde el punto de vista biológico, como sí mental. La evolución dejó de cambiar la anatomía de los sistemas y ha generado cultura, conocimiento. Esa es la postura que la naturaleza ha tomado.

¿Estamos estudiando el cerebro por genuina curiosidad, o porque necesitamos desarticularlo para crear la famosa inteligencia artificial?
La inteligencia artificial no tiene la menor posibilidad de competir con la inteligencia biológica. El sistema nervioso es algo muchísimo más grande de lo que podamos hacer con computación. No es curiosidad, es saber qué somos, es algo necesario. Tenemos 40.000 años de existir como el homo sapiens, la pregunta es cuánto tiempo más vamos a existir.

¿Usted es optimista de que a partir de esto se pueda desarrollar toda la tecnología para tratar enfermedades como el Parkinson y otras patologías neurodegenarativas?
El punto clave del estudio no es solamente para mejorar la parte médica. Más profundamente, es para conocer la naturaleza de lo que somos. Somos un sistema profundamente diferente como cerebro, de la mayoría de la biología. Estamos entrando, por fin, a entender que somos nuestro cerebro, somos animales cerebrales.

¿Con qué se va a hacer esta investigación: cerebros donados, personas vivas, voluntarios?
Todo lo que acaba de decir y más. En los primeros cinco años, posiblemente se va a hacer el estudio anatómico funcional. Ahí va a haber anatomía microscópica, genética, química, estudios de funcionalismo. A parte de eso se va a tener que desarrollar nueva tecnología. Es quizás tan caro como ir a la Luna.

Se ha hablado mucho del tamaño del cerebro del hombre y la mujer, ¿son distintos, dónde radica la diferencia?
El cerebro de la mujer es un poco más pequeño, pero tienen estructuras perfectamente diferentes, desde muchos puntos de vista, aunque la capacidad intelectual es muy parecida. La diferencia entre la estructura social y biológica del ser humano hace que los cerebros tengan que ser distintos.

¿A qué dedica su tiempo libre, cuando cultiva el cerebro?
Yo en mi vida he trabajado. Para mí hacer ciencia es pasarla bien. Amo lo que hago, y no necesito vacaciones. Yo nunca he tenido en vacaciones, porque vivo en vacaciones. El tiempo lo uso para entender lo que quiero.

¿Uno se enamora con el cerebro?
El tener una relación real, humana, requiere mucho más que el momento de pasión. Requiere la capacidad de entender al otro, de ponerse en contexto, y eso no es tan fácil. Enamorarse seriamente es una relación.

¿El cerebro necesita descansar, pero qué pasa con el cerebro cuando uno duerme?
Cuando uno duerme, pasa con el cerebro lo que pasa cuando uno está barriendo la casa después de una fiesta. Hay que sacar toda clase de cosas que pasaron cada día, que no van en ningún sitio. Hay que barrer. Entonces el sistema nervioso va a una frecuencia diferente, no se crean imágenes.

El día que usted muera, ¿donaría su cerebro a la ciencia?
No (risas). No creo que valga la pena. Ojalá que a nadie se le ocurra semejante bestialidad.

¿La inteligencia es hereditaria?
Hasta cierto punto, por dos razones: la genética y la cultural. Los hijos de las personas inteligentes pueden serlo, simplemente por asociación. Ahora, gente inteligente aparece en todos los aspectos humanos. Es algo como la belleza.

Una vida dedicada a la neurociencia
El científico colombiano Rodolfo Llinás es un bogotano nacido en 1934. Estudió Medicina en la Universidad Javeriana y es doctor en neurofisiología de la Universidad Nacional de Australia. Ha sido merecedor de la Medalla Albert Einstein de la Unesco, la Cruz de Boyacá y la de la Democracia del Congreso de la República de Colombia. Se ha desempeñado como miembro de la Academia de Ciencias de Francia, jefe de Investigación Cerebral en la Nasa y de la Universidad de Nueva York. Es uno de los padres de las neurociencias en Colombia. Sus contribuciones son de gran relevancia. Una de ellas, la ley de la no intercambiabilidad de neuronas que lleva su nombre: Ley de Llinás.

La opinión

Carolina Ramírez
Médico de Juan N. corpas

“Este tipo de investigaciones son fascinantes. No solo permiten que se puedan revelar formas de combatir enfermedades, también nos permite a los humanos conocernos más allá”.