Ocio

Los menús personalizados son la apuesta de 69 Oyster Bar

Leonardo Jurado/LR

Joaquín Mauricio López Bejarano

Le apostó a la zona G de Bogotá, una plaza difícil pues en la última década 42 restaurantes han abierto y al mismo tiempo cerrado sus puertas por la fuerte competencia del sector. 

Sin embargo, este lugar se ha mantenido como un restaurante que no se enmarca bajo un solo estilo de comida, pues la filosofía del menú es cumplir con los antojos de los comensales, por cualquiera que sea. 

“No nos limitamos en la carta, buscamos tener ingredientes con los cuales sea una experiencia muy personalizada”, explicó McCallister. 

Bajo este modelo se han dado a conocer y han superado las crisis de restaurantes como la ocurrida en 2009 y hasta en el último año, en la que la desaceleración económica ha llegado a las cuentas de los espacios gourmet de Bogotá. 

De las paredes cuelgan botellas de vinos y hay una decoración muy contemporánea con la cual se pretende acoger cálidamente a 55 comensales. Es un lugar pequeño pero que no aglomera todas las mesas, sino que hay una distribución de los espacios muy bien elaborada, de tal forma que no va a tener el problema de chocarse con quien come junto a usted como pasa en varios sitios de este tipo.

El número de asientos tampoco se ha aumentado precisamente porque los menús personalizados. El servicio se busca que sea igual con meseros entrenados para acudir de forma rápida ante cualquier solicitud del visitante. 

Aunque personas de negocios frecuentan la cocina de 69 Oyster Bar, es un espacio con gran variedad de licores para celebraciones especiales o buenas recetas que en promedio en entrada, plato fuerte y postre están en $70.000.

Mejillones a la provenzal: Plato tradicional de mar con base de crema de tomate saborizado con cebolla y albahaca. 

Mero en salsa: Bañado en salsa de mandarina y pimienta rosada. Acompañado con puré y base de auyama.

Atún a la parrilla: Atún en costra de pimienta acompañado con base de espinaca y reducción de balsámico.