Ocio

Los templos de la cocina parisina que no puede dejar de probar

Expansión - Madrid

París sigue creando tendencia en lo gastronómico. La capital francesa inventó la restauración pública cuando la revolución de 1.789 cortó tantas cabezas de aristócratas que los cocineros palaciegos se vieron obligados a establecerse por su cuenta.

“La alta cocina del siglo XXI está condenada a renovarse o morir”, dijo Ferran Adrià. Y en esas está la escena parisina, inventando fórmulas inmortales.

Frenchie
A Grégory Marchand le bautizó Frenchie el chef Jamie Oliver cuando trabajó a sus órdenes en Londres. De allí trajo el gusto por la cocina fusión y los platos divertidos. Al lado, el bar de vinos permite probar alguno de sus platos.

Le Comptoir
Yves Camdeborde se formó en restaurantes palaciegos pero, a la hora de independizarse, prefirió instalarse en un local con mesas apretadas (La Regalade). Hace unos años se trasladó a este hotelito donde la clientela hace cola para sentarse.

Le Jeux Des Quilles
El sur residencial de París rebosa de buenas direcciones culinarias. Uno de los favoritos es el minúsculo establecimiento donde Benoit Reix propone una table d’hôtes junto a la cocina de la cual van saliendo platos inesperados.

Chatomat
París alberga una nueva camada de restaurantes devotos de una cocina imaginativa . Chatomat es el último de ellos, regentado por una pareja que cocina para media docena de mesas.

Pantruche
El bistrot clásico, con su cocina devota de la casquería, el guisote o la caza, está siendo reivindicado con fuerza en los últimos tiempos. En esa línea neotradicionalista, la revelación del año es este lugar donde el tartar de ostras antecede a uno de los mejores soufflé.

Otras dos alternativas para escoger
Thoumieux es el restaurante de Jean François Piège quien se asoció con Thierry Costes para retomar la vieja brasserie Thoumieux. Arriba hay un comedor con dos estrellas Michelin y abajo una fórmula de brasserie con cocina sencilla. Otro de los recomendados es el restaurante Le Dauphin, donde el este de la ciudad acoge a una tribu de bohemian bourgeois que se prodiga en los restaurantes. El chef estrella es Iñaki Aizpitarte, que ha abierto un comedor consagrado a las más innovadoras tapas.