Moda sostenible registró ingresos por $34.000 millones para mujeres el año pasado

Liberar los armarios de ropa que ya no se usa para que otros le den una segunda oportunidad, es una actividad que cada vez toma más fuerza, no solo por el impacto sostenible que tiene detrás, sino por las nuevas herramientas que permiten generar ingresos extra al vender ropa de segunda mano.

De hecho, es tal la fuerza que está tomando este mercado, que GoTrendier aseguró que en los últimos siete años, más exactamente de 2017 a 2024, las colombianas vendieron más de dos millones de prendas de segunda mano, lo que representó para ellas ingresos por cerca de $34.125 millones en dicho periodo.

“Vender ropa usada pasó de ser un plan ocasional a convertirse en una fuente constante de ingresos para miles de mujeres”, afirmó Ana Jiménez, country manager de GoTrendier en Colombia.

Y es que, parte de este auge se debe a las herramientas digitales que facilitan la venta de las prendas, pues tan solo con tomar una fotografía y dar clic en publicar ya es posible alcanzar el objetivo.

De hecho, Gotrendier aseguró que en su plataforma, desde 2017 se han publicado más de 12 millones de prendas de diferentes marcas como Adidas, Studio F, H&M o Tommy Hilfiger, demostrando que la sostenibilidad también se viste con estilo.

Sin embargo, esto va más allá de la cuestión estética, y se convierte en una ganancia para el planeta, ya que en 2024 las prendas que fueron recirculadas en el país consiguieron evitar la emisión de 6.474 toneladas de CO₂ y evitaron el consumo de aproximadamente 463 millones de litros de agua, que es una cantidad suficiente para abastecer durante una semana a ciudades como Santa Marta o Bucaramanga.

De hecho, este fenómeno también tiene geografía y lo demuestran las cifras, debido a que Bogotá es líder en esta tendencia, pues allí se concentran 35% de las compras.

A la capital la sigue Medellín con 7%, Cali, que representa 3%, y Barranquilla. En cuanto a los departamentos, Cundinamarca lidera el ránking con 55% de participación en esta industria de moda sostenible; Antioquia le sigue con 20% y Valle del Cauca cierra el podio con 12%.

Todo esto es gracias a que la ropa que ya no se usa, ya sea de mujer, hombre o niño, se viene convirtiendo en una moneda de cambio con propósito y aún más en Colombia, donde la informalidad sigue marcando el pulso económico. Por ello, hoy miles de mujeres vienen encontrando en sus prendas una fuente real de ingresos sin necesidad de caer en inventarios, bodegas ni intermediarios.