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Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay se postulan hoy como sede para el Mundial 2030

Cuatro países de Sudamérica se postularán para realizar el Mundial en siete años. A pesar del reconocimiento, el evento también trae altos gastos

María Alejandra Almario

El deseo de muchos países por organizar un Mundial es grande, pero así mismo lo son los requisitos que pide la Fifa, el máximo órgano rector del fútbol, y las inversiones que se requieren como país anfitrión. Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay le apuntarán a esto y se postularán hoy para ser sede del Mundial 2030 bajo el "Sello Centenario", el nombre que le pondrán a la unión con la que esperan quedarse con el campeonato que se jugará 100 años después del primer Mundial.

En un evento que se realizará en el predio de Ezeiza, la sede de la Selección Argentina en Buenos Aires, los representantes de esos cuatro países oficializarán su postulación en compañía de Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol.

El argumento, justamente, es celebrar el centenario del evento más importante de fútbol, que además activa el gasto público por la adecuación de la infraestructura y mueve ingresos por la llegada de turistas, venta de boletas, generación de empleos y el aumento de demanda en restaurantes y bares.

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Aunque los detalles de la postulación se conocerán durante el día, los países que han sido sede de este evento han demostrado que no es fácil realizarlo ni mucho menos es inmediatamente rentable.

Las exigencias de la capacidad de los estadios, la tecnología, hoteles, transporte y logística aumentan las inversiones que se necesitan, sin contar las exigencias de la Fifa para los anfitriones. Además, la inversión incluye costos de la organización directos de esta entidad, obligaciones de costos de las federaciones y costos fiscales relacionados con la organización.

La última Copa del Mundo que se jugó en Sudámerica fue en Brasil e implicó un gasto de US$15.000 millones. Otros como el de Rusia, en 2018, implicó invertir US$11.600 millones, mientras que el de Corea y Japón a principios del milenio costó US$7.000 millones.

El del año pasado, representó la inversión más grande con US$220.000 millones por la infraestructura deportiva que tuvo que realizar Catar.

Más pérdidas que ganancias

En un informe sobre el déficit estructural de los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo, se muestra cómo los países que realizan estos eventos no quedan con ganancias, ya que la mayor parte del dinero terminan en los bolsillos de la Fifa.

Según el análisis, los costos medios de US$2.800 millones superaron los ingresos promedio de US$1.700 millones por evento.

Se debe resaltar que las ganancias que genera el país anfitrión se reparten entre esa entidad y el país sede. Por ejemplo, los derechos de televisión, los promociones y la venta de publicidad alusiva al Mundial corresponden a la Fifa mientras que una cantidad específica de la boletería, del turismo y la promoción va para el país.}

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Según el estudio, todos los eventos realizados, excepto el de la Copa del Mundo 2018 en Rusia, registraron un déficit del 92%. "La mayoría de los megaeventos no son rentables. De los 36 eventos para los que tenemos datos sólidos, 31 eventos, o el 86 %, registraron un déficit financiero", concluyó el informe.

A pesar de esto, las autoridades de fútbol Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay oficializarán la nominación, tras aceptar que plantear una candidatura en solitario es difícil y que presentarse en conjunto baja el nivel de inversiones que se requiere.

Cabe recalcar que a partir del próximo Mundial aumentarán el número de participantes a 48 selecciones. En 2026, Canadá, Estados Unidos y México lo harán en conjunto también para juntar todos los gastos.

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