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Nueva York reúne la mayor colección de relojes clásicos de la historia

Expansión - Madrid

El tesoro mejor guardado de la manufactura relojera F.P Journe cruza el Atlántico para deleitar a los neoyorquinos con su primera gran muestra de relojes de época.

La exposición titulada Tiempo de acero, ofrece hasta 200 piezas realizadas entre los años 1850 y 1910, que pertenecen al fundador de la casa, François-Paul Journe.

La exhibición contiene la mayor colección histórica de relojes de bronce y estará hasta el próximo 15 de septiembre en la Galería Forbes de Nueva York, situada en el número 62 de la Quinta Avenida. Cada una de las piezas es única tanto en su estilo como en la técnica relojera que conforma su mecanismo.

En la muestra, que se realizó por primera vez en el salón de fabricación de la firma suiza en Ginebra y posteriormente en la embajada de Suiza en Tokio, pueden contemplarse piezas de bolsillo de muy distinta variedad y color, entre las que se incluyen también grabaciones realizadas en oro de algunos de los símbolos que representaban el progreso de la época, como máquinas locomotoras, barcos o dibujos astrales.

La exposición quiere hacer también un homenaje al acero, un material que a partir de la segunda mitad del siglo XIX irrumpió como protagonista en la creación de obras emblemáticas como el Puente de Brooklyn (1885) o la Torre Eiffel (1889) y que el mundo de la relojería adaptó para crear modelos accesibles a todo tipo de público, gracias a que estos no estaba sujetos a los altos impuestos que gravaban los relojes de oro. Poco a poco comenzaron a incorporarse o combinarse distintos materiales, tonalidades gracias al tratamiento del esmalte y comenzaron a mejorarse los mecanismos, que incluso comenzaban a contar con las horas de otras partes del mundo.

F.P. Journe lanzó además un libro bajo el mismo nombre de la exposición y escrito por los expertos relojeros Jean Claude Sabrier Rigot y Georges.