Por qué el colorete fue un producto de primera necesidad durante la guerra
jueves, 28 de mayo de 2020
La importancia del labial durante las crisis ha sido tal que el CEO del gigante cosmético Estée Lauder, creó el término ‘efecto pintalabios’
“Beauty is your duty” o “La belleza es tu deber” fue el eslogan de la edición británica de la revista Vogue en 1941. Este fue el compromiso patriótico defendido por el primer ministro de Reino Unido, Winston Churchill, durante la Segunda Guerra Mundial. ¿La razón? en tiempos de crisis el papel de la industria de la belleza ha sido considerado como esencial debido a su poder sicológico. Aunque en Reino Unido se detuvo la producción de cosméticos para priorizar la industria alimenticia o la dedicada a producir artículos de guerra, Churchill decidió hacer una excepción con el colorete, pues según el primer ministro “levantaba la moral de la población”. Por eso, fue catalogado como un producto de primera necesidad, lo que significaba que mientras artículos como la gasolina o los huevos eran racionalizados, siempre debía haber oferta de labiales.
El fenómeno del uso del labial como forma para levantar la moral durante la Segunda Guerra Mundial fue aprovechado por las empresas cosméticas. Elizabeth Arden creó un kit de maquillaje pensado para las mujeres de la marina de EE.UU. que combinaba con sus uniformes, mientras que Helena Rubinstein creó tonos de coloretes con nombres como ‘Rojo de regimiento’, ‘Comando’ o ‘Rojo combatiente’.
La importancia del labial durante las crisis ha sido tal que Leonard Lauder, quien fue CEO del gigante cosmético Estée Lauder, creó el término ‘efecto pintalabios’. Este indicador económico evidencia que la industria de la belleza se mantiene en equilibrio o aumenta sus ventas en momentos de incertidumbre mundial. Muestra de ello es el desarrollo del negocio cosmético tras la Segunda Guerra Mundial, después del 11 de septiembre y de la recesión de 2008.