Ocio

“Que mi alma vaya a la tienda donde vendan aguardiente”

El Colombiano

Cartas van y vienen, estas son las repuestas que en exclusiva entregó el maestro Fernando Botero a El Colombiano ahora que Medellín celebra su visita y su obra en una experiencia inolvidable: El Circo.

Arte
¿En qué momento de su vida fue consciente de que era un artista y se sintió cómodo llamándose a sí mismo así?

El día que hice algo pretendiendo que fuera arte, ese día me convertí en un artista.

¿Cuánto de disciplina y cuánto de talento?
Yo creo que el artista nace como se nace cura. Después debe haber una entrega total para realizarse.

¿Es aún difícil el primer trazo en un lienzo blanco o la primera marca en el material de una escultura?
Yo pinto antes mis telas de rojo para no tener el problema de la tela blanca.

¿Cuándo sabe que la obra está terminada?
Es difícil saber, pero hay cierta paz que se siente en el cuadro cuando todos los elementos encuentran su lugar y su color. Rembrandt decía que la obra está terminada cuando el artista para de pensar.

¿Cómo y por qué diseñó los trazos de su firma?
Al principio me firmaba Botero Angulo y luego simplifiqué mi nombre. Las letras cambian un poco con los años.

¿Ha tenido un deseo desde la plástica que no ha logrado, un imposible?
Muchos. La pintura es inagotable y muy compleja. Nunca se puede decir que uno aprendió a pintar.

¿Cuál es su próximo sueño como artista?
Seguir trabajando y aprendiendo el mayor tiempo posible. Esto se está acortando...

¿Ha visto alguna vez desde un rincón escondido las reacciones del público a su obra? ¿Recuerda alguna anécdota especial?
Por lo general yo no tengo contacto con los que tienen mis obras. Todo mi tiempo está dedicado a mi trabajo y son los galeristas los que compran y venden mis obras. Nunca pregunto quién las tiene, solo cuando se trata de alguien célebre te cuentan quien adquirió la obra.

¿A cuál artista le hubiera gustado espiar mientras trabajaba?
Es una lástima que la gran tradición de la pintura se perdió. Antes los jóvenes veían trabajar al maestro y esa es la mejor lección. Hoy en día uno tiene prácticamente que “inventar” la pintura porque no hay quién se la enseñe. Afortunadamente hay libros de correspondencia y memorias de algunos de los más grandes y estos testimonios son de un valor inmensurable para un pintor. Qué maravilla haber tenido la suerte de ver pintar a Velázquez, a Tiziano, a Veermer... a tantos otros.

¿Cuál es esa obra de su colección personal que cada vez que la ve lo detiene por más tiempo en su andar?
En mi colección personal yo tenía varias obras de gran categoría que aún los museos de Europa me las pidieron como préstamo para exposiciones. Recuerdo El Miró, el Max Ernst, el Bonnard que estuvo en la National Gallery de Londres y en el Moma, y una formidable maternidad de Max Beekman. Todas esas obras y muchas otras están en mi museo en Bogotá”.

¿Cuando su mente descansa a dónde va?
“Yo descanso poco porque mi placer es el trabajo y me canso mucho descansando”.

Sociedad y cultura
¿Ve en el arte un elemento de cohesión social?
Desde luego. La cultura en general es de gran importancia social. Ahora que la religión ha perdido en importancia para la mayoría es la cultura y el arte la nueva religión.

¿Piensa, siente, que la manera en que las personas están tendiendo a usar la tecnología hace que pierdan la serenidad para elegir libremente cómo sentir, comunicarse y debatir?
Con la tecnología se ha perdido mucho la comunicación en especial entre los jóvenes. Es otra manera de vivir que para nosotros es difícil de entender porque no hay nada o muy poco qué entender. Es en todos los campos: en la música, en el arte. Yo no comparto los valores de hoy en día porque, como en el cuento, “el emperador está desnudo”.

Sabemos que estuvo en la Taberna del Ahorcado ¿Cuál es la importancia que, a su modo de percibir las cosas, tuvo ese movimiento intelectual? ¿Recuerda una conversación especial?
Sí. Era amigo de Leonel Estrada a quien vi poco porque ya a los 18 años, me fui de Medellín. He vivido más de 60 años en Europa. En Medellín la transformación cultural ha sido enorme.

Colombia
Sabemos que ama a Colombia y es generoso con ella, ¿se siente amado por Colombia?
Me emocionan las manifestaciones de afecto que recibo con frecuencia. Esos homenajes anónimos son la mejor recompensa a un gran esfuerzo.

Medellín es el origen y el destino de retornos. ¿Cómo la siente en sus cinco sentidos? ¿Cómo se ve, a qué huele? ¿A qué sabe, a qué suena?
No quiero ser patriotero, pero la realidad antioqueña ha sido la inspiración de casi todo mi trabajo. Creo firmemente en tener raíces.

Ser humano
¿Qué es la identidad?
En el caso de un pintor es su estilo.

¿Quién es Fernando Botero?
El que averigüe que por favor me cuente.

¿Quién no es Fernando Botero?
Me he pasado una vida pensando quién no soy.

¿Qué debería decir en el lugar donde repose su cuerpo?
Aquí yace un pintor.

‘El Circo’ en el Museo de Antioquia
En un tren decorado con imágenes alusivas a su exposición El Circo, Fernando Botero hizo un recorrido entre las estaciones Parque Berrío y Poblado como abrebocas a la inauguración de su nueva exposición que desde ayer abrió al público en el Museo de Antioquia. El tren de tres coches estará decorado con la exposición del maestro hasta mediados de mayo y fue denominado tren de la cultura. La exposición El Circo estará en el Museo de Antioquia entre el 3 de febrero y el 17 de mayo y se compone de 32 óleos y 20 dibujos que creó después de encontrarse en México un circo popular que lo remitió a su infancia en Colombia. El Circo se da tres años después de la muestra Viacrucis con la que fueron celebrados sus 80 años.