Subastan un inédito de Miró y un bodegón de Picasso por más de US$1 millón

Un cuadro inédito de Joan Miró, pintado en 1939, y un bodegón de Pablo Picasso de 1943 saldrán a subasta este miércoles en París con un precio de partida de más de US$1 millón cada uno. La puja se realizará en la casa de subastas Sotheby's de la capital francesa.

Las dos obras forman parte de una colección privada reunida durante más de 60 años por una pareja de apasionados del arte impresionista y vanguardista del siglo XX que heredó su actual propietario.

Entre la docena de piezas que salen a la venta se encuentran, además de las dos de los artistas españoles, obras de los más grandes maestros de la época como Fernand Léger, Nicolas de Staël, Georges Braque, Bernard Buffet, Claude Monet y Odilon Redon.

La obra de Miró recibe el nombre de El pájaro de la mañana, tal y como dejó apuntado el artista al dorso de la pintura junto a la fecha, 16/8 de 1939. Esta es la primera vez que sale al mercado con una estimación inicial de entre 1,5 y 2 millones de euros (US$2,1 millones).

La composición tiene cinco figuras abstractas que flotan sobre un fondo de colores en tonos ocre muy similares a la mitología cósmica de la serie Constelaciones que el pintor realizó entre 1940 y 41. La criatura principal anda haciendo equilibrio sobre un cable, rodeada de las otras cuatro.

«El equilibrista y su línea meditativa se encuentran en otras composiciones del artista, a veces acompañado por un caballo danzante o acróbatas. Estos motivos le permiten explorar un tema que lo obsesiona a lo largo de su carrera: el movimiento y la tensión creados por un eje fijo y su fuerza centrífuga», destaca la casa de subastas en su página web.

La obra inédita de Picasso es un óleo que el artista pintó durante la ocupación nazi en su taller de los Grands Augustins de la capital francesa, donde continuó trabajando pese a los consejos de algunos amigos para que se fuera de la ciudad. El bodegón está valorado entre 800.000 y 1,2 millones de euros (US$1 millon).

Sotheby's señala que en esa época el genio malagueño hizo una serie de bodegones -en este el elemento protagonista es una cafetera- que le permitían «escapar a la realidad devastadora de la guerra, impregnada no obstante por un simbolismo complejo, que mezcla esperanza y desesperanza».