Temporada de avistamiento de ballenas peligra por menos vuelos a la zona
lunes, 15 de julio de 2019
La Aerolínea De Antioquia (ADA), que tenía rutas hacia Acandí, Nuquí, Quibdó y bahía solano, en el chocó, dejó de operar desde el 6 de abril. Satena también paró algunas rutas a la zona
Laurasofía Polanco Hincapié
Desde hoy y hasta el 12 de octubre se extiende la temporada de ballenas en el Pacífico colombiano, uno de los grandes atractivos turísticos de la región que atrae a miles de visitantes. Sin embargo, los ingresos por el turismo de avistamiento de estos mamíferos se podrán ver afectados este año por la disminución de las frecuencias aéreas a la zona. Los vuelos a Nuquí, uno de los lugares epicentro de la temporada, han disminuido porque Aerolínea de Antioquia (ADA) y Satena pararon sus operaciones en la zona; mientras que Bahía Solano, el destino alternativo, registra un incremento de 3% en el precio de sus tiquetes.
El inicio de esta problemática se remonta al 6 de abril de este año, fecha en la que ADA anunció la suspensión de sus operaciones, con lo que dejó huérfanos a varios destinos del Chocó, entre los que se destacan Nuquí y Bahía Solano, grandes receptores de los turistas de avistamiendo de ballenas.
ADA cubría sus rutas con aviones Dornier Do-328, con capacidad para 32 pasajeros. A partir del cierre de la aerolínea, sus 34 trayectos pasaron a ser cubiertos por Aeroejecutivos de Antioquia S.A, Servicios Aéreos Panamericanos S.A.S (Sarpa) y Servicio Aéreo De Capurganá S.A. (Searca). Las tres compañías aéreas operan con naves tipo chárter, que cuentan con la mitad de la capacidad de las Dornier Do-328 o incluso menor.
“Hay limitaciones para enviar un avión a la zona debido a las especificaciones de pista. Si los aviones que se estaban llevando eran de 20 o 25 personas y si la demanda de la temporada así lo necesita, las empresas aéreas necesitarían operar una frecuencia con un avión de la misma capacidad o dos trayectos con aviones de la mitad de la capacidad”, explicó Alberto Maya, analista de aviación comercial.
Esta situación se recrudeció con la suspensión de las operaciones de Satena hacia Nuquí debido a fallas en las aeronaves. Con el cierre de estos trayectos, los turistas que visitan el Pacífico por la temporada de avistamiento de ballenas no cuentan con el servicio de grandes aeronaves, lo que complica una de las épocas en las que Chocó recibe más flujo de viajeros.
Satena ha tenido que suspender cinco rutas más en el territorio nacional, la mayoría en Amazonas. Para solventar la situación, la compañía aérea trabaja en un proceso de capitalización con el Gobierno Nacional.
Las soluciones a la crisis
Para los que están determinados a las zonas de avistamiento de ballenas en el Pacífico, la solución a esta escasez de vuelos ha sido realizar trayectos hasta ciudades sobre la costa como Buenaventura o Tumaco, para después completar el viaje en bus o lancha.
Sin embargo, esta solución representa un riesgo para los pasajeros, además de la evidente falta de comodidad: mientras un vuelo Bogotá-Nuquí tarda dos horas, un trayecto en lancha desde Buenaventura hasta el mismo lugar demora un mínimo de 15 horas.
Además, “la escasez de rutas hace que el precio suba significativamente”, dijo Catalina Jaramillo, cofundadora de Viajala.
Las aerolíneas que continúan viajando, en vista de la oferta reducida en sillas y frecuencias, están ofertando sus tiquetes hasta 5% más caros que antes.
Los pasajes entre Bogotá y Bahía Solano para la temporada de julio a octubre están costando $860.000, una cifra que supera el precio de un viaje desde la capital a Ciudad de Panamá.
Los habitantes de la región también sufren esta situación, pues la escasez de vuelos hace cojear la conectividad de toda la zona. “No solamente se trata de turismo, sino de la población que necesita movilizarse a centros importantes”, añadió Maya.