"Vemos la galería La Cometa como una puerta para los artistas colombianos en Europa"
martes, 16 de julio de 2024
La misión de Paloma Jaramillo es abrirse paso en uno de los mercados más competidos para el mundo de los galeristas: España
Alina Camacho Hauad
Colaboración especial*
Su nombre hace alarde a la galería de arte que su familia tiene desde hace más de 40 años. La misión de Paloma Jaramillo es abrirse paso en uno de los mercados más competidos para el mundo de los galeristas: España. El país ibérico es hoy uno de los destinos clave de la compañía, además de Miami, donde abrió operaciones a finales de 2023, y, por supuesto, Bogotá, la plaza original de la empresa.
Tanto Paloma y la galería La Cometa evocan un sueño sin límites en un mercado tan rico culturalmente como Madrid, una ciudad en la que proliferan los escenarios culturales como museos, conciertos, cines, cientos de teatros y numerosas galerías. Sin embargo, no se puede desconocer el momento retador que vive esta industria en el mundo: el informe Art Basel de 2023 revela que el mercado del arte se ha contraído 4%, hasta un total de US$65.000 millones en el ámbito mundial.
Además de galerista, Paloma es una migrante de 38 años de edad, casada y con una hija pequeña. Ahora vive en Madrid y tiene el reto de consolidar La Cometa en un exigente mercado como el español. La galería está ubicada en el sector de Salesas, en el mismo edificio de dos grandes galerías, en una zona que se destaca por la presencia de tiendas de moda, galerías de arte, restaurantes y bares. La Plaza de las Salesas y el Convento de las Salesas Reales son algunos de los puntos icónicos de esta área.
¿Esa decisión de migrar cómo se da?
Toda mi vida adulta la he pasado como migrante y desde los 18 años he vivido fuera y siempre he sido ultra independiente y hasta hace poco muy nómada. Crecí en una situación privilegiada comparada con el promedio de un colombiano, me fui más por mi carácter y porque siempre me ha gustado irme a nuevos lugares. He vivido en Australia, en Aix-em-provence en el sur de Francia, en Valledupar, trabajando con comunidades víctimas del paramilitarismo o Shangai (China), en su momento, cuando trabajó como gerente de cuentas en una compañía productora de colores y lápices. En otro momento si me proponían vivir en Kazajistán me parecía interesante y lo hacía. Estudié en el colegio Nueva Inglaterra y después relaciones internacionales y ciencia política en la Universidad Javeriana.
La galería la fundó mi papá, Esteban Jaramillo, hace casi 40 años, y con el tiempo se volvió una empresa familiar. Hemos tenido la oportunidad de crecer; ahora tenemos cuatro sedes y un equipo grande para lo que es una galería de arte. Somos casi 40 personas en las cuatro sedes: Bogotá, Medellín, Madrid y Miami. Ahora todas las fuerzas están en Miami porque abrimos en noviembre, y ha sido el gran reto para la galería porque es un espacio gigante, con jardines, y requiere que produzcamos mucho. Por ahora, así nos quedamos. En este momento, es al que más le apostamos en lo económico, así como en tiempo y esfuerzo del equipo; es un mercado interesante y distinto a lo que buscamos en España.
¿Cómo se da esa decisión de abrir La Cometa en Madrid hace cinco años?
Tomamos la decisión de abrir cuando yo llevaba seis meses viviendo en Madrid, estaba haciendo un máster en ventas y marketing. Al comienzo iba a ser una oficina, pero por cuenta de una alineación de astros terminó siendo una galería de 75 metros cuadrados. No fue tan planeado, se dio. Yo estaba sola, no había empleados y cuando colgué unas obras y me senté en el escritorio dije: ¿ahora qué hago? Porque este es un negocio que requiere de muchas relaciones públicas, conocer gente y en ese momento, no conocía a casi nadie. Luego una galerista me ayudó a empezar a abrir mercado. Fue difícil lanzarse a eventos en los que no conocía a nadie: ahora miro atrás y digo: hemos recorrido un camino, ¡qué chévere! Ya hoy somos cuatro personas y es una galería que se autosostiene, está en verde y no en rojo.
¿Cómo está el tamaño de mercado en España?
A diferencia del mercado de Estados Unidos, el comportamiento del coleccionista, como llamamos a quien adquiere obras de arte, es distinto. El español es más austero y el mercado es duro. Nuestro interés es llegar más a las comunidades latinoamericanas y promover el arte de la región. Aunque trabajar con artistas locales es importante para estar en el medio, una de nuestras premisas es promover el arte latinoamericano. Nos dimos cuenta de que nuestra misión es que la galería sea una plataforma de intercambio, porque la vemos como una puerta para nuestros artistas en Europa. Latinoamérica también se ha vuelto muy interesante para nuestros artistas en Europa.
¿Se refiere a traer artistas ibéricos a exponer en Colombia?
Sí. De hecho, artistas como Juan Baraja (artista de Toledo) a quien representamos, ya lo hemos expuesto en Bogotá, hemos tenido su obra en la feria de arte contemporáneo en Zona Maco de México…siempre para nosotros es importante encontrar artistas locales y trabajar con ellos también.
¿Y artistas colombianos que hoy sean tendencia en España?
De nuestra galería, por ejemplo, Miguel Ángel Rojas, artista conceptual colombiano de los más importantes vivos en este momento. Su obra fue parte de la Bienal de Venecia y que nos dará una gran sorpresa en 2025. A él lo expusimos hace un tiempo en el Museo Reina Sofía, es un artista con las colecciones de las más importantes del mundo. Otra de las artistas es Ana González, con quien tuvimos una exposición en un oratorio en Toledo y que ahora expone esa misma pieza en un museo de Mallorca. Vamos a traer pronto a Carlos Castro, también en Madrid.
¿Cómo ve la relación de cantidad de galerías de arte en Madrid frente a la movida en Bogotá?
En los últimos tiempos, Madrid ha visto un incremento en la apertura de galerías extranjeras, así como de galerías de otras ciudades españolas que han decidido establecerse en la capital. Fuimos de las primeras, pero de unos cinco años para acá han venido galerías extranjeras a abrir sus puertas aquí. Se ha vuelto una plaza muy interesante por la llegada de latinoamericanos que están invirtiendo. Hay mucha competencia. De hecho, también hay otros galeristas colombianos como Efraín Bernal y Fernando Pradilla.
¿Qué escollos tiene esta industria en España?
El tema de los impuestos es fuerte. Por ejemplo, una obra de 100.000 euros (US$108.974) implica pagar 21.000 euros (US$22.884) de impuestos, aunque también el apoyo al arte desde Colombia. Es un reto para quienes estamos en esta industria.
¿Cómo es esa relación con el mundo cultural madrileño?
Ha sido un reto como cualquier negocio. Obviamente si no te conocen no es fácil, pero vamos abriéndonos paso. Aquí tuve la fortuna de que vienen latinoamericanos con alto poder adquisitivo.
En términos de crecimiento, ¿qué espera para este año?
El 2023 fue muy positivo para nosotros en ventas. Si igualamos quedaría feliz, pero entendemos que por distintas situaciones económicas y políticas hay que empujar un poco más. Esperamos crecer cerca de 10% este año.
¿Un artista que se sueñe en la galería?
Delcy Morelos, una artista de Tierralta (Córdoba), en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en Sevilla.