Ocio

Vinilos y tornamesas, joyas para los amantes del máximo sonido

Lina María Ruiz J.

Hace una década se creían desaparecidos, condenados a la extinción por los MP3, pero lo cierto es que los conocidos LP (long-play), acetatos o simplemente vinilos, se reactivaron hace unos cinco años, llegando a ser hoy los preferidos de muchos jóvenes: los amantes de la mayor calidad, que convirtieron el viejo formato en una pieza de colección.

Según datos que registró en abril la Feria Internacional del Disco de Barcelona, la compra de vinilos vuelve a vivir uno de sus mejores momentos: su venta mundial creció un 400% en 2012.

Aunque con el paso de los años los viejos discos siguen ganando adeptos en todo el mundo por la calidad de su sonido, y una durabilidad que supera a los CD, en Colombia su nicho es pequeño pero constante, pues los que prefieren esta pieza siempre buscan tener uno nuevo y ampliar la colección. En Bogotá se pueden conseguir en los tradicionales almacenes de la calle 19 en el centro, y un poco más al norte en Tornamesa (Calle 72 # 10-34), que ofrece vinilos de todas las épocas y para todo gusto.

Sus precios van desde $10.000, los de segunda, y entre $75.000 y $80.000 nuevos. Pero según el valor simbólico e histórico, pueden exceder los $200.000. Incluso, las principales agrupaciones de rock hoy incluyen el formato en sus lanzamientos, el favorito de DJ para programar música en clubes. Según Camilo De Mendoza, dueño de Tornamesa “se vende salsa, jazz, música clásica, pero lo que más piden sin duda son los rockeros, y piezas de colección de grupos como Los Beatles”. Uno de los más vendidos de esta temporada es de la banda colombiana Bomba Estéreo.

Y con la supervivencia de los viejos vinilos, las principales marcas han recuperado los tocadiscos o tornamesas. Claro, estos sí evolucionados con aditamentos de tecnología, para sacarle todo el jugo a los clásicos.

La opinión

Camilo De Mendoza
Dueño de Tornamesa

“El auge de los tornamesas se veía que se iba a venir fuertemente. Hemos visto cómo ha aumentado el interés por este disco, y es sorprendente. Aunque el nicho es pequeño en Colombia, hay coleccionistas muy fieles”.