Gastronomía

Viva la Vida ofrece a sus comensales un viaje sensorial por toda la cocina japonesa

El restaurante ubicado en Bogotá apunta a preparaciones de platos puristas, pero también da protagonismo a ingredientes locales

Sofía Solórzano Cárdenas

Para quienes buscan deleitarse con lo mejor de la cocina japonesa, Viva la Vida en Bogotá es un destino imperdible.

El restaurante empieza su experiencia gastronómica antes de llegar a la mesa, y con aromas, sonidos e incluso una breve meditación, prepara a los comensales para iniciar el viaje.

“Todo está pensado para que vivan momentos únicos y se dejen contagiar por la felicidad que produce descubrir nuevos sabores de la cocina japonesa y tener experiencias sensoriales en medio de un ambiente impregnado de arte”, explica Jairo Palacios Ospina, gerente del Grupo Seratta.

El rosado, el rojo y el dorado se adueñan de los ambientes que componen el lugar, que a la fecha, tiene capacidad para 150 personas. Esta oda a los jardines japoneses se acompaña con una cuidadosa selección musical, plantas decorativas y la amabilidad del servicio.

Como parte de su apuesta por el arte, Viva la Vida suele invitar a pintores locales para que desarrollen sus obras en vivo, algunas continúan expuestas.

Dentro de la carta destacan preparaciones japonesas puristas; ramen, nigiris, sashimis y makis, pero también hay cabida para los ingredientes locales. Todos en busca del Umami, o quinto sabor.

Palacios Ospina cuenta que entre los ingredientes autóctonos que brillan en la cocina están “el atún aleta amarillo fresco, traído d Bahía Solano, en el Pacífico colombiano; las hormigas culonas, la gulupa, el lulo y los cubios encurtidos”. Y a nivel internacional, el hamachi, la anguila, las ostras gigas californianas, el salmón noruego, el vinagre de arroz, entre otros.

A cada preparación, además de sus sabores y presentación, la acompaña una propuesta olfativa, que se presenta como hilo conductor entre los platos y el concepto final del lugar.
También destaca su carta de cocteles y de postres, que no dejan de contar historias, como el Monte Fuji o el Senso Ji.

Entraña Edo
Uno de los platos recomendados por el chef es su nigiri de Entraña Edo. La preparación tiene finas láminas de entraña wangus a la robata, acompañadas por teriyaki de tamarindo y picadillo de feijoa, en un baile de sabores agridulce.
La realidad y el deseo
Entre los platos fuertes destaca esta preparación con un fondo de langosta, infusión de cítricos aromáticos y noodles, que se complementa con gyozas de camaron, salmón Edo, aguacate tatemado, pak choi, negi y albahaca.

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