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Viviendas modernistas que levantan pasiones

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El modernismo supuso un estallido de creatividad y renovación que encontró en la burguesía catalana, que buscaba diferenciarse, su mejor cliente. Surgió en oposición al academicismo arquitectónico y al eclecticismo de los neo, con formas inspiradas en la naturaleza, y es por ello que nunca ha perdido sus connotaciones de estilo moderno, innovador y algo transgresor.

Barcelona es el epicentro español de este movimiento que nació en Europa a finales del XIX y que invadió todas las disciplinas artísticas. Hoy sigue levantando pasiones.

Los propietarios siempre han sido conscientes del valor de estos inmuebles. Incluso en los momentos donde la burguesía ha preferido residir en otras zonas, como la parte alta de Barcelona en busca de edificios más nuevos, las propiedades modernistas se han convertido en sede de despachos o sedes institucionales, pero rara vez salían al mercado. En los últimos cinco años la situación ha cambiado y la crisis económica ha permitido que estas viviendas circulen en el mercado.

La motivación para adquirir una propiedad con estas características es obvia: supone poseer un pedacito de historia, vivir en un edificio único. Pero no hay que olvidar la contrapartida: la mayoría de las veces son edificios protegidos.

La normativa, además, no suele limitarse a la fachada (el nivel más bajo de protección) sino que afecta a todo el inmueble. Y es que el genio creativo de los arquitectos de esta época se expandía por toda la propiedad, entendida ésta como un proyecto único.

Para Silvia Sanz, agente de valoraciones y ventas de Lucas Fox Barcelona, no es fácil fijar el precio medio de un inmueble de estas características, sin embargo en el mercado se encuentran opciones desde $733.000 y algunas son bien cultural nacionalen la categoría de monumento histórico en 2001 Bien Cultural de Interés Nacional.

Monumentos históricos
Tanto los elementos constructivos (cerámicas, forja, yeserías o coloridos pavimentos de suelo hidráulico), como los decorativos (muebles, vidrieras, lámparas o joyas) son pequeños tesoros artísticos que tienen peso en estas construcciones. Uno de los ejemplos más conocidos es la ‘Casa Ramos’ del arquitecto Jaume Torres i Grau; se construyó entre los años 1905-1906 y se reformó en 1992, luego en 2001 fue declarada Bien Cultural de Interés Nacional en 2001 Bien Cultural de Interés Nacional.