Balance cafetero
martes, 3 de junio de 2014
Como un modo de contribuir al mayor conocimiento de nuestras políticas emprendidas, así como para presentar un balance de los logros alcanzados en los últimos cuatro años, quisiera en la presente carta exponer los primeros cuatro puntos de los nueve que consideramos en la Federación como auténticos hitos y faros rectores en nuestro proceder cafetero. Este ejercicio lo hago con el ánimo de, tal como lo comenté en una carta anterior y sumado a lo ya dicho, seguir “sembrando soluciones”, así como lo propuso hace unas semanas el editorial de El Tiempo, ya analizado en su momento. Y para ello quisiera referirme puntualmente a los logros obtenidos por la institucionalidad cafetera desde el año 2010, fruto de un trabajo mancomunado entre los Comités Municipales, Departamentales, el Comité Directivo y el Comité Nacional, del cual forma parte el gobierno nacional, con los ministros de Hacienda, Agricultura, Comercio y Planeación Nacional.
El primero logro, y cumpliendo una estrategia de renovación que se hacía necesaria para desterrar los cafetales viejos y así imprimir una fuerza vigorosa en nuestra producción, es el que se refiere a los cerca de 3.000 millones de árboles renovados que se sembraron en todo el país, renovándose a su vez para tal propósito 415.000 hectáreas. En virtud de esta política podemos al día de hoy recoger los frutos de esta decisión a todas luces acertada que significó, nada más ni nada menos, contar hoy con un parque cafetero tecnificado y resistente que le ha permitido a cada uno de los productores tener mejores cosechas. El segundo punto y como consecuencia de lo anterior, el país dio un salto cualitativo tanto en producción cafetera como en tecnificación, lo que supuso que la productividad promedio pasó de 10,2 a 14,6 sacos por hectárea. Pero nada de esto hubiera valido si no se hubiera enfrentado con decisión, tecnología y profesionalismo a determinados flagelos naturales que habían venido minando nuestro parque productor. Por ello, y este es el tercer punto, le ganamos la batalla a la roya y a otras enfermedades. A diferencia de otros países que hoy en día están pasando por una crisis en su producción, como son el caso de Honduras, Costa Rica, El Salvador, México y Nicaragua, en virtud de la infección de estos nocivos agentes, podemos decir con orgullo que contamos con una caficultura sana y resistente, así como mejor preparada para los cambios climáticos, tan frecuentes en esta zona del planeta. A su vez, al necesitar menos fungicidas, estamos contribuyendo decididamente al cuidado del medio ambiente. Vale la pena señalar que si en 2010 el país contaba con 278.000 hectáreas de café resistente, en abril de 2014 tenemos 597.000 hectáreas, lo que significa prácticamente el doble del área. Y si hace cuatro años el nivel de infección de la roya era del 27,6%, en abril de este año se redujo a un 4,9%, cifra contundente que habla a las claras del éxito de las estrategias encaminadas a eliminar este flagelo.
Como cuarto y último punto a tratar en esta carta, de los nueve anunciados que, como se explicó al principio, se dejarán para una próxima misiva, es necesario poner de relieve nuestra mayor participación en proyectos de valor agregado para el productor. En efecto, la estrategia comercial de la Federación ha permitido penetrar en segmentos de alto valor y así transferir el mejor precio al caficultor. Y esto se logró gracias a varios aspectos, como son las exportaciones de cafés especiales, las cuales pasaron de 750.000 sacos en el 2010 a 1.155.000 sacos en el 2013, las ventas de café con valor agregado (Federación, Buencafé y Juan Valdez), que a su vez aumentaron de 1,7 a casi dos millones de sacos. En cuanto a las regalías, estas pasaron de $4.788 millones (2010) a $6.040 millones (2013), aspecto de singular relevancia, toda vez que nuestro proceder como gremio está encaminado a la protección y mejoramiento de la calidad de vida de nuestros caficultores, verdadera razón de ser de nuestro accionar.
Antes de terminar esta puntual revisión, no quisiera dejar de mencionar que esta semana vivimos de nuevo la variación del precio del grano, que hizo necesaria la inmediata activación del PIC. Este es sin duda un gran logro del gobierno nacional que apropió muy importantes recursos del presupuesto nacional para fondear "instituciones estabilizadoras", regla de oro de la economía, tal como lo recomendara Keynes, uno de los padres de la economía moderna: "Es necesario estabilizar las expectativas por medio de políticas monetaria y fiscal anticíclicas". Esto es absolutamente cierto y tan cierto lo es que acabamos de pasar por un momento de incertidumbre monetaria. Estas señales hay que tomarlas en serio, por ello es necesario poner "más énfasis en la construcción de instituciones estabilizadoras (nuestro PIC es un buen ejemplo) que en tratar de sintonizar bien el ciclo económico" decía el ilustre profesor de Cambridge.