Analistas
Clase creativa e innovación
lunes, 18 de febrero de 2013
El desafío de la innovación en Colombia más que cultural es de capacidades. Esto es claro en el enfoque de Jean-Francois Rischard, para quien los retos globales son cada vez más abrumadores y la innovación aún más imperativa, por lo cual acuñó los términos “hipercambio” e “hipercomplejidad”, que exigen a los países mejorar las capacidades en cuatro entornos: individuos más innovadores, entidades más innovadoras, naciones más innovadoras y gerencia mundial más innovadora.
Para Rischard las naciones desarrollan políticas para promover la innovación de diferentes maneras. Al respecto plantea que el concepto clave está en cómo transformar la capacidad de los países para convertirlos en economías basadas en el conocimiento. Sostiene que casos exitosos incluidos Finlandia, Irlanda, Malasia, Singapur y Corea, tuvieron avances sustanciales gracias a tres hilos conductores.
Primero, incrementaron drásticamente la cantidad y sofisticación del conocimiento en toda la sociedad. Segundo, estimularon el tamaño y diversidad de sus sectores productivos. Y tercero, se dedicaron sistemáticamente y de manera continua por varios años, a desarrollar campañas acerca de la economía basada en el conocimiento, con características distintivas en términos de contenido y proceso.
Según Rischard el contenido tiene cinco pilares que asegura el éxito a los países. El primer pilar es la educación y aprendizaje a lo largo de toda la vida, donde países como Singapur, Corea y Finlandia han logrado un nivel muy alto de calidad. El segundo pilar es permitir que surjan ecosistemas innovadores que favorezcan y fomenten la “clase creativa” y la innovación en los negocios, para así tomar la delantera al subir a la cima en ascenso, de la innovación científica y tecnológica.
El tercer pilar es la calidad del ambiente de los negocios. El cuarto es una infraestructura avanzada de TIC’s, en especial banda-ancha. Y el quinto pilar es un gobierno que promueva un cambio amigable de valores entre la población. Éstas son labores mucho más exigentes que sólo focalizarse en I+D o en C&T.
Un ecosistema innovador debe promover y fomentar los tres hilos conductores de la innovación. Al respecto resalta que adicional a la innovación clásica propia de científicos e investigadores, igualmente importante es la originada en otros dos grupos: la “clase creativa” y el mundo de los negocios.
La ‘clase creativa’ no está necesariamente compuesta de profesionales con doctorado, sino frecuentemente por gente joven, lo suficientemente creativa como para inventar un nuevo juego digital que tenga millones de seguidores. Desarrollan nuevas maneras de utilizar la información para hacer muebles plegables o escribir guiones de cine.
En la ‘clase creativa’ están también aquellos que proveen innovación a los procesos de negocio, probablemente con un MBA, dedicados a repensar la cadena de abastecimiento, diseñar nuevas campañas de mercadeo o reinventar modelos de negocios en cualquier sector. Se estiman en 150 millones los diferentes tipos de clase creativa en el mundo.
Para vincular la ‘clase creativa’ a vivir en un país y una ciudad, es necesario proveer condiciones de vida y trabajo muy atractivas. La mejor banda-ancha posible, así como facilidades informáticas y de telecomunicaciones, al igual que un sistema educativo que estimule la creatividad en todos los niveles.
Al promover el tercer hilo conductor es necesario también seducir tantas empresas como se pueda de todo el mundo, desde pequeña a gran empresa, tener excelente soporte a la inversión extranjera directa, un fluido ambiente de negocios con bajos costos de transacción y magníficas condiciones de infraestructura y logística.
Para Rischard una característica muy importante de los países campeones es que se movieron en todas las anteriores áreas, pero además fueron creativos al hacer muchos cambios, muy rápidos y profundos, todos en menos de una década. Se pusieron objetivos y metas muy altas, tan altas que parecían poco racionales, lo cual resume en la frase, “la ambición es un activo”.
Se requiere de audacia y atrevimiento, así como movilizar a toda la nación. Gobiernos que comuniquen muy bien su objetivo de volverse economías del conocimiento. Aplicar principios de cambio gerencial, normalmente asociados con empresas privadas, pero adaptados a las naciones.