Analistas

Cuando estén rasurando a tu vecino…

"Cuando estén rasurando a tu vecino pon tu barba a remojar”, reza el adagio popular.  Para nadie es un secreto que la colosal corrupción de la política venezolana facilitó la elección de Hugo Chávez. Comencemos por reconocer que, quizá, sí llegó él al poder la primera vez como consecuencia de un resultado electoral honesto. La corrupción de Colombia no es tan colosal; pero sí puede acrecentarnos los problemas actuales.

Hitler, Rafael Correa, Cristina Fernández, Evo Morales, Daniel Ortega…  también fueron elegidos por mayorías electorales limpias.   Pero tan pronto como asumieron el poder,  comenzaron a modificar sus constituciones para apoderarse de los sistemas judicial, legislativo y para debilitar, comprar o corromper las Fuerzas del Orden. ¿Algún parecido acaso con las propuestas de las Farc en La Habana?

En años recientes se han valido de perversos sistemas electorales electrónicos. Recordemos que Bill Gates, autoridad en la programación de computadoras, no recomienda dichos sistemas, salvo para la identificación dactilar del elector. Cuando todo se sistematiza totalmente,  se pueden canalizar por medio de programas ocultos los votos de los que no votaron en favor de las tiranías. Atemorizan los “maduros y los diosdados”, finalmente, a sus oposiciones para terminar convertidos en dictadores o tiranos vitalicios

Motivaron estos personajes a sus electores con sus ideas progresistas y luego los traicionaron montando dictaduras militares, como lo demuestran en Venezuela los 23 gobernadores militares de los 25 elegibles y los ministros y viceministros militares por doquier. Esta forma de tiranía no dista mucho de las antiguas dictaduras castrenses de Latinoamérica.  Por esto no existe nada más “peligroso que tener la razón en estos países, cuando los gobiernos están equivocados”.

Recuérdese que encuestas serias afirman que el 30% de las familias venezolanas consideran que no tienen que trabajar porque el Gobierno las sostiene a cambio de sus votos. A numerosos líderes sindicales los motivaron con dinero para renunciar a importantes empresas con el fin de pasar a servirle al proselitismo chavista. Ojalá se incube el fin del chavismo como consecuencia de la imposibilidad de financiar estos subsidios en forma indefinida.

Desde la década de los años 40, se ha considerado que Colombia es un país muy atractivo para el castro-comunismo.  Al terminar el gobierno de Andrés Pastrana, nuestras grandes ciudades estaban rodeadas por las guerrillas, y como dominaban ellas cerca del 40% del territorio nacional, consideraron que tenían el poder en la mano y que, por tanto,  no se les justificaba negociar una paz. Durante los gobiernos del presidente Uribe se logró evitar que la guerrilla diera el paso siguiente, levantar la población por medio de las milicias ciudadanas para tomarse el poder ante la impotencia del Estado. 

Insisto, no nos asegurará vivir en paz el firmar cualquier paz a cualquier precio.   Para Colombia resulta ser más seguro y más económico continuar combatiendo los terrorismos con firmeza, que aceptar una revisión de nuestras instituciones guiados por las iniciativas de las Farc. Las paz de La Habana podría resultar siendo una nueva estrategia para llegar al poder.