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La batucada brasileña, ¿sostenible?

Fui a Río como parte de un especial de TV para CNN en Español y puede ver que la fiesta no está solo en los aficionados del deporte, sino también en muchos actores económicos.

Fui a Río como parte de un especial de TV para CNN en Español y puede ver que la fiesta no está solo en los aficionados del deporte, sino también en muchos actores económicos.  

Miles de millones para los juegos
Río se ha vestido de cemento.  Se ve en el estadio Maracaná - cerca de US$500 millones en remodelación-, el porto Maravilha -un puerto comercial y residencial en el centro de Río- o Barra da Tijuca -sur de Río- donde estará la sede de los juegos olímpicos. 

¿La razón principal? Mucho dinero para preparar el mundial de fútbol y las olimpiadas Río 2016.  Según estadísticas del gobierno, se estima que el costo total del mundial de fútbol será de US$13.000 millones y US $14.400 millones para los juegos olímpicos de 2016 -estos juegos serán en Río de Janeiro. Con fondos públicos tanto del gobierno federal - Programa para Acelerar el Crecimiento aprobado en 2008 con US$250.000 millones-, estatal e inversión privada, casi 75% del dinero se va en infraestructura. Desde carreteras, trenes entre São Paulo y Río, nuevos metros para conectar la ciudad y expansión de aeropuertos, hasta nuevas plantas hidroeléctricas y líneas de transmisión para electrificar las nuevas construcciones. 

¿Cuánto generaría en beneficios económicos todo esto? Según un estudio de Ernst & Young Terco y la Fundação Getulio Vargas, el mundial generaría directamente 3,63 millones de empleos y US$29.000 millones en ingresos a la población. Adicionalmente, US$51.000 millones para la economía brasileña y US$ 8.000 millones en impuestos adicionales a nivel federal, estatal y local.   La Universidad de São Paulo (USP) -un estudio pagado por el ministerio de deportes de Brasil- espera que el impacto económico de los juegos olímpicos sea de cerca de US$46.000 millones, o sea, por cada dólar invertido, se reciban US$3,21 en beneficio para 2027. 

¿Sostenible en el tiempo?
Pero, hay varios cuestionamientos en el horizonte. 

Primero, es que el impacto económico de los mega eventos deportivos es difícil de cuantificar. La historia -asumiendo que es un espejo del futuro- dice que los gobiernos tienden a subestimar el costo y sobreestimar el beneficio. ¿Ejemplo? Copa mundial Estados Unidos 1994, Atenas 2004 y Londres 2012, para nombrar algunos.  

No olvidar que la situación económica de Brasil no es la misma. El crecimiento roza 2%, la inflación roza 6%. Hay preocupación que el mercado de bienes raíces se esté sobrecalentando. Robert Shiller, economista estadounidense, advierte que una burbuja está formándose en Brasil. Según él, los precios residenciales han estado creciendo dos veces por encima de la renta. Ante la subida de interés -el banco central de Brasil está queriendo controlar la inflación-, el costo de financiamiento sube, lo que afectaría la demanda. 

Guillermo Brito, de la multinacional Jones Lang Lasalle especializada en bienes raíces comercial, me dijo en Río que no veía señales de burbuja sino una corrección natural en los precios. La caída en el precio en el mercado comercial se debe a un ajuste normal del mercado. La construcción en Brasil, especialmente en Río y São Paulo, está sostenida sobre inversión de empresas extranjeras que están llegando al país. La construcción en el mercado de residencia se debe más a una expansión de la clase media. Y la inversión por los juegos, especialmente en infraestructura, aportara positivamente al crecimiento de Brasil después de finalizar los juegos. 

En Brasil se apostó a los juegos cuando estaban las vacas gordas. Algunos dudan del futuro económico después de 2017, cuando la batucada se convertirá en una saudade. Otros ven con optimismo una batucada económica que se sostendrá más allá de los juegos.

El tiempo dirá. 

Pero hoy, Río es carnaval.