Las patrañas detrás de la infraestructura
sábado, 29 de agosto de 2015
El tema está de moda no solamente en la cartilla de las agencias multilaterales, sino que hace parte de la doctrina imperante que identifica éste asunto como condición sine qua non para remediar todas las dolencias, lo cual es cuestionable, porque una cosa son las necesidades básicas insatisfechas y otra muy diferente aprovechar libretos para amañarlos a intereses particulares.
Por ejemplo acerca de la mejor solución para las necesidades logísticas de los productos agropecuarios o manufacturados en cualquier rincón del país, creo que hubiera sido más deseable por encima de muchas de las muy costosas y polémicas 4G, haber primero habilitado la navegabilidad del rio Magdalena o mucho mejor y productivo al respecto, haber recuperado y ampliado las redes férreas existentes.
Una diligencia libre de presiones politiqueras fácilmente valida lo anterior gracias a diagnósticos con cualquier firma especializada en el tema, sobre lo cual deben hacerse continuamente debates de control político y poner de presente a la opinión pública, que así se endeuda e hipoteca al país obtusamente y deslegitiman herramientas válidas como las APP, al favorecer causas ocultas indeseadas.
De ahí hay que revisar la conveniencia e impacto de las 4G seleccionadas con base en la frecuencia y el tipo de tráfico, así como los relacionados con la negociación de predios, contratos civiles y concesiones, que son algunas veces quienes cooptan al Estado y propician la corrupción. Sin lugar a dudas lo que si requerimos es mejorar vías secundarías, labor propia de los departamentos con la nación.
Sobre las casas gratis y los subsidios para vivienda, nada más peligroso que eso para mantener carteles mafiosos politiqueros en la local y regional, pero peor aún por el daño que se le hace al pueblo al enseñarle a vivir mendigo de los regalos de un Estado benefactor que corrompe y en lugar de enseñar a pescar y valorar una vida digna, predica la dependencia y promueve la pereza, la zanganería y lo fácil.
Por supuesto que hay grupos sociales que dada la paupérrima situación en la que están, requieren de la ayuda temporal del Estado para salir de tan vulnerable condición, de forma tal que gracias a apoyos dirigidos se les eleve la autoestima con ayudas que les permitan encontrar caminos de realización personal, pero de ninguna manera aprovecharse de la necesidad para volverla fortín politiquero.
Acerca de la infraestructura de servicios públicos está demostrado que son buen negocio para los municipios si son bien manejados desde su cimientos, por lo cual hay que promover buenas prácticas, acompañadas de tutoría y control. Solo sería válido el subsidio público cuando se trata de dotar a las comunidades más marginadas de la salud y educación que les debe el Estado, el resto es dañino.
Por eso “nos están metiendo gato por liebre” como preclaramente lo mencionó Rafael Nuñez a finales del siglo antepasado (1884) en uno de sus artículos referido al librecambio hoy los TLC, pues ahora además de ese anatema, tenemos al embrujo de la infraestructura que nos asola.