Analistas

No molestar a los cocodrilos

Hay un proverbio africano que aconseja “no molestar a los cocodrilos cuando se está pasando el río”. A medida que empiezan a salir datos sobre la actividad económica del año en curso, la pregunta que surge es si con la reforma tributaria del 2014, ¿no molestamos innecesariamente a los cocodrilos?

En efecto, con la apresurada y, a juicio de muchos,  improvisada reforma tributaria de diciembre del año pasado, se elevó la tributación empresarial a niveles desmesurados. En efecto, las tarifas marginales de las empresas cuando se suma renta, Cree con su sobre tasa  y el impuesto al patrimonio ahora denominado a la riqueza, quedaron  por encima de 50%. No se le hizo caso ni a los gremios ni a la academia que advirtieron hasta el cansancio sobre los inconvenientes que traería este golpe a la actividad empresarial. Los efectos  nocivos ya comienzan a advertirse.

Los primeros síntomas provienen de la industria petrolera. Ademas de los efectos de la caída de los precios del petróleo que son inmensos, el desánimo de este sector (cuando más se  hubiera necesitado entusiasmo de su parte) es evidente.

Según cálculos  divulgados por  la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) la producción de crudo podría reducirse en 100.000 barriles en 2015; en el primer bimestre del año en curso la actividad sísmica se ha mermado en 95%; la inversión en pozos de desarrollo se reducirá en 25% en 2015 frente al 2014; se sabe de algunas compañías petroleras que han movido su domicilio fuera del país, y todo esto en un momento en el que las reservas probadas de petróleo y de gas con que cuenta Colombia son extremadamente precarias.

Lo lógico hubiera sido estimular, no golpear como se hizo, al sector petrolero con la reforma  tributaria del 2014.  Esta es una grave equivocación que se cometió  y que mientras más pronto se corrija mejor.

Según Fedesarrollo, aún con la reforma tributaria de 2014  existe un faltante anual en las cuentas fiscales del país del orden de un punto porcentual del PIB. Si a esto se le agrega la financiación del pos conflicto que tampoco tiene presupuestado recurso alguno, se llega a la conclusión de que si se cumple con los postulados de la regla fiscal (que afortunadamente el gobierno ha anunciado su voluntad de cumplir), tendremos un faltante de recursos por financiar con fuentes tributarias del orden de dos puntos porcentuales del PIB por  año del 2015 en adelante. Faltante inmenso.

Estos nuevos recursos no provendrán de los  impuestos que se le impusieron a las empresas. O en muy moderada medida saldrán de allí. Ya se ve la contracción del sector petrolero (incluido Ecopetrol) como proveedor de recursos fiscales. Y el resto del sector industrial tampoco será fuente de recursos importantes. Las últimas cifras que se  han divulgado para  el sector manufacturero correspondientes al primer bimestre del 2015 muestran un nuevo decrecimiento de la actividad industrial.

El déficit de la cuenta corriente del país sigue aumentando (fedesarrollo pronostica que llegará a 6% del PIB en 2015) no será financiado tan cómodamente como en el pasado con inversión extranjera. Y tanto menos ahora que los Estados Unidos se aprestan a subir sus tasas de interés, lo que hará menos atractiva la inversión extranjera en otros países como Colombia. Adicionalmente el crecimiento económico del país en 2015 estará por debajo del que se registró en el 2014.

La reforma tributaria integral que arrogantemente no se quiso emprender en el 2014 ha quedado relegada a las recomendaciones que rendirá la comisión de sabios que se ha creado, cuyo informe final no estarán listo antes del 2016.

No es nada claro pues el panorama fiscal del país. Lo único evidente es que estamos pasando por  un río borrascoso: el peor de los momentos para molestar a los cocodrilos.