¡Quién tira la primera piedra!
martes, 12 de junio de 2012
Faltan apenas 8 días para que se reúna el grupo de los llamados G-20, que conforman 19 economías industrializadas y en vías de desarrollo junto con la ya maltrecha Unión Europea con la premisa de que es urgente definir cómo salir adelante en la coyuntura que ronda ahora con España punteando los países quebrados.
El rescate de la economía española, que podría rondar los $90 mil millones de dólares, y la mala racha que eso constituye para la economía global, después del millonario rescate a Grecia, Irlanda y Portugal, será prioritario en la próxima reunión del G-20 que sesionará en México del 18 al 19 de junio de 2012.
La cosa se pone más pesada si se tiene en cuenta que previamente a estas deliberaciones habrá elecciones griegas, para definir si no va más su participación en el sistema del euro.
Es decir que habrá ruido desde adentro, si se tiene en cuenta que esas elecciones le costaron la cabeza al anterior primer ministro griego Yorgos Papandréu, quien convocó a elecciones para salvar su responsabilidad sobre la aceptación del recate financiero.
La ironía es que México, que también anda de capa caída por estos días con noticias graves sobre su seguridad interna por causa de la delincuencia, sea la casa temporal de estos ricos que enfrentan problemas relativamente diferentes, pues ahora lo urgente es que el euro sobreviva y conseguir liquidez. Aunque la economía mexicana mejora si se compara con la Unión Europea
Ricos y poderosos rectores de los bancos centrales de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia serán huéspedes de los manitos, quienes podrían aprovechar estos visitantes ilustres para recordarle al mundo que la pobreza interna y el crimen organizado amenazan sus posibilidades de crecimiento.
México, Argentina y Brasil son la cuota de nuestra región entre los 11 países emergentes o recientemente industrializados que integran el G-20. Pero seamos o no parte del grupo, industrializados o en vías de desarrollo, los ojos del mundo económico estarán puestos en México.
La próxima semana toda la atención estará en Los Cabos, México, sede de la cumbre que se disputa la trascendencia con los encuentros de eventos para las masas como la Copa del Mundial de Fútbol, sólo que ahora el gol deberá ser marcado por zagueros sin derecho a equivocarse, porque el autogol es contra la economía globalizada.
La tarea de mantener a flote la economía mundial y salvar la zona euro no es nada fácil, especialmente ahora que las cifras recientes a mayo revelan que la actividad y su crecimiento viene cayendo apenas por encima de los 45 puntos, en tanto que el desempleo muestra su feo rostro.
A España le va a tocar flagelarse algo y aceptar que su rescate es inevitable, tras el reconocimiento de su presidente Mariano Rajoy de que enfrenta problemas para vender sus bonos soberanos en los grandes mercados que le darían un respiro.
Por fortuna en nuestros países, aunque emergentes y quizás con lenta industrialización, las cosas no han sido tan graves y hasta Colombia sigue ganando posiciones en su mercado de bonos de deuda soberana.
Según el Banco de la República, la deuda externa de Colombia creció un 20.6% del Producto Interno Bruto, PIB, hasta los 76.798 millones de dólares. Han sido ya varios años punteando el ranking del apetito de los inversionistas en los mercados que quieren quedarse con los bonos colombianos, porque confían en su retorno y la fortaleza de nuestra economía.
Pero el tema de Europa es capítulo aparte. Está, geográficamente hablando, lejos de nuestros mercados, pero por efectos de la globalización, podría aplastar irremediablemente, como la Piedra del Peñol, a todas nuestras economías que apenas si están en proceso de consolidación y desarrollo.
Cómo será el salvavidas para España, o, si el Gobierno de la Madre Patria logra subsanar sus problemas con el aval del G-20 y la platica de Alemania y sus otros vecinos europeos, será tema de análisis la próxima semana. Pero ahora la cosa es quien lanza la primera piedra para construir la confianza necesaria y prestarle plata a estos otrora ricos gobiernos y ahora desgraciadas economías.