Analistas
Una mentalidad pequeña
jueves, 14 de febrero de 2013
Algún día escuché decir a un experto que un aeropuerto no solo tiene como prioridad la atención y movilidad de los pasajeros, sino que las maletas tienen una importancia similar porque son parte del pasajero y que luego el servicio es una tercera variable clave. Y ese servicio se expresa en la rapidez y eficiencia de los procesos de quienes llegan o salen del terminal. Luego dijo que hay muchas otras cosas que son fundamentales, pero que el usuario solo las disfruta, pero no tiene por quésaber del cómo: la seguridad, los trámites legales y muchas otros temas.
Hoy hay que reconocer que el nuevo aeropuerto Eldorado de Bogotá lo hace sentir orgulloso a uno que no es experto en industria aeronáutica, pues no solo -al menos el muelle internacional que ya fue puesto al servicio- está bien hecho, sino que sin duda es un avance infinito frente a lo que tenía en el pasado. La comodidad es evidente y los servicios son mejores.
Las cifras involucradas también sorprenden de nuevo a quien solo llega al terminal porque lo necesita com0 usuario: casi US$600 millones invertidos hasta ahora y US$400 millones más hasta 2014, la cantidad de escaleras eléctricas y ascensores, las salas de embarque, los mostradores de registro y la movilización de 100.000 maletas por hora.
Sin embargo, y siendo reiterativos en la mejoría, resulta que ya resulta evidente que el nuevo aeropuerto se quedó “chiquito” para las necesidades, pues la demanda creció mucho más rápido de lo esperado: el aeropuerto se diseñó para movilizar 15 millones de pasajeros en 2014, pero en el año 2012 se movieron 21 millones de pasajeros, cuando ni siquiera estaba terminado.
Esto ha hecho que se estén presentando muchos obstáculos y limitaciones, que producen disgusto a los pasajeros y llevan a pensar que resulta inaudito la equivocación de la mayor demanda no calculada habiendo pasado un tiempo tan corto, para concluir que nos persigue el fantasma de las pequeñas obras para solucionar los grandes problemas. Las vías y los puentes son los mejores exponentes de esemodelo de subdesarrollo.
En el terreno técnico, parece que las cosas tampoco van bien. Con una dosis de valentía que seguramente no le gusta al operador ni a las autoridades, el presidente de Avianca, Fabio Villegas, ha formulado reparos serios como por ejemplo que la nueva terminal tiene prácticamente la misma cantidad de posiciones de contacto (plataformas de embarque) que la terminal antigua, por lo que muchos vuelos tienen que utilizar posiciones de contacto remotas, a las que el pasajero debe llegar en los buses dispuestos por las aerolíneas. Esto genera dificultadespara los pasajeros con conexiones y para el manejo de los equipajes.
Para completar el panorama, se han denunciado algunos de interferencias de aves (llámese gallinazos) sobre las operaciones aéreas, que no solo retrasan la operación sino que son un problema para la seguridad. Alguien dijo que la situación es consecuencia de los efectos de la ola invernal que llevó a que aparecieran nidos de aves en los alrededores del terminal. Como muchas cosas que nos pasan en Colombia, eso parece increíble, pero es cierto.
Es cierto que todos los aeropuertos del mundo viven en una permanente ampliación para satisfacer las necesidades crecientes del futuro y esto es claro que debe ocurrir en Bogotá, pero hay que comenzar ya para que la frustración no sea mayor
Hay asuntos que merecen toda la atención y plantearlo puede ser el comienzo de la solución:desplazar la operación militar y trasladar la pequeña operación hacia un terminal alterno, no solo para ganar eficiencia en Eldorado, sino también para que los pasajeros que viajan a ciudades intermedias y pequeñas no se sientan limosneando.