A Colombia y a la región le faltan millonarios
miércoles, 2 de julio de 2025
Solo 1,6% de los millonarios del planeta vive en América Latina, a pesar de que la región representa cerca de 6% del PIB; la escasez de millonarios es sinónimo de poco desarrollo
Editorial
En América Latina, según datos del Banco Mundial, una de cada cuatro personas vive con menos de US$7 diarios, y hay países con niveles de pobreza iguales o superiores a 50%, como Guatemala y Honduras. Esa misma realidad ayuda a explicar por qué, al mismo tiempo, no hay suficientes millonarios en la región, al menos no tantos como se necesitarían para dinamizar la economía.
De hecho, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz ha defendido que la presencia de millonarios no solo refleja acumulación individual, sino también ciertos niveles de desarrollo. “Cuando se calcula la pobreza y la cifra sorprende, es un indicador negativo; pero cuando baja o es irrelevante la cantidad de millonarios en un territorio, eso también preocupa porque afecta al PIB”, ha argumentado. Y justamente eso es lo que ocurre en la región.
El Informe de Riqueza Global 2025 de UBS Group lo confirma con una estadística contundente: las familias más ricas de América Latina vieron disminuir su patrimonio en dólares durante 2024, con una caída de 4,3%, mientras que en otras regiones del mundo, como Europa del Este, donde la riqueza creció hasta 12%. La fragilidad de las monedas emergentes explica en parte esa diferencia, pero el trasfondo es más profundo: América Latina tiene muy pocos millonarios.
El analista Juan Pablo Spinetto, citando el mismo informe, recuerda que “algunos pueden argumentar que centrarse en la riqueza es superficial. Se les escapa algo: la riqueza es una medida importante del dinamismo, la acumulación de capital y la transparencia de cualquier economía, así como una fuente de tensiones sociales y políticas”.
Además las mismas cifras de UBS lo respaldan: solo 1,6% de los millonarios del planeta vive en América Latina, a pesar de que la región representa cerca de 6% del PIB global y casi 8% de la población mundial.
Un análisis de Bloomberg sobre el reporte de UBS también muestra cómo Brasil y México, los dos gigantes económicos de la región, aparecen muy por debajo de otros países comparables: el primero tiene apenas un tercio de los millonarios de Corea del Sur, y el segundo, menos de la mitad que Taiwán.
Incluso en el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, que enlista a las 500 personas más ricas del planeta, solo 19 son nombres latinos, y particularmente apenas ocho brasileños, cinco mexicanos y solo cuatro colombianos: Alejandro Santo Domingo (cuyo patrimonio se calcula junto al de su familia, con más de US$16.800 millones), David Vélez (US$13.500 millones), Jaime Gilinski (US$13.300 millones) y Luis Carlos Sarmiento (US$8.420 millones).
Y esto no es solo una cuestión estética de rankings o vanidad financiera. La riqueza es, en sí misma, una medida del dinamismo de una economía: de su capacidad de generar capital, de premiar la innovación y de ofrecer movilidad social real. Que los millonarios de América Latina sigan siendo, en su mayoría, los mismos de hace 30 años (con fortunas construidas o heredadas en contextos protegidos y oligopólicos) dice más del estado de las economías latinas que cualquier indicador macro.
La falta de nuevos ricos no es una anécdota, es un síntoma de estancamiento crónico. Nuevas políticas públicas deben pensar en tener más unicornios y más capital.