A poco más de seis meses para el medio gobierno
viernes, 12 de enero de 2024
Todos los funcionarios del Gobierno Nacional deben ser conscientes de que el tiempo al frente de la administración central se agota y que es el momento de hacer cosas reales
Editorial
En poco más de seis meses el Gobierno Nacional actual llegará a la mitad de su mandato, es decir, habrá alcanzado dos años al frente de la Casa de Nariño, un momento crucial para replantear muchas cosas, por ejemplo, la agilidad y pertinencia en la ejecución presupuestal, pero más allá de las cosas simples como pagar la nómina, las acreencias, obligaciones y disponer de la liquidez que dan los impuestos, es preciso que se asuman las responsabilidades macro, hacer cosas que se vean, que transformen, que disminuyan las precariedades de los colombianos y que lleven a la sociedad a un estado superior de bienestar.
Ahora que han sido conformados los equipos de secretarios de las alcaldías de Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali, es evidente que los nuevos mandatarios se han rodeado de muchas personas experimentadas en gobernar y ejecutar para llevar a otro nivel las ciudades motores de la economía, en cambio, el Gobierno Nacional sigue patinando con unos ministros poco experimentados, muy politizados, casi todos, sin ninguna autoevaluación en sus políticas públicas, pero, lo peor, sin afán de hacer cosas reales.
Lo más importante es el legado que dejan los gobiernos y si se es riguroso, el legado hasta hora es muy flojo, quizá lo más trascendental es haber equilibrado el déficit del Fondo de los Combustibles y algunas otras cosas menores; debería a estas alturas haber casi un 50% de cosas para mostrar cuando esta administración central haya terminado. Si cada ministro o ejecutor del gasto público hiciera un mea culpa en términos de ejecución o de mostrar cosas hechas o en camino a entregarse, se quedaría corto.
La disculpa no puede ser que a estas alturas los gobierno antecesores tampoco habían hecho mucho; al de Duque lo consumió el manejo de la pandemia, y los dos anteriores fueron técnicamente de ocho años, tiempo suficientes para mostrar algunas cosas.
Este es el año del meridiano en el que se sabrá a ciencia cierta si todo se quedará en charlatanería, populismos o resentimientos, o se avanzará en cosas fehacientes que beneficien al país general. La economía colombiana necesita un plan contra cíclico que le permita crecer este 2024 por encima de 3%; que en 2025 se duplique y que se entregue una administración con números fundamentales sobresalientes.
La inflación sigue siendo muy alta, las tasas de interés elevadísimas, el crecimiento del PIB pírrico, el desempleo alto, en fin, cifras que mejoran pero no son las que el país económico necesita.
El anhelado plan contra cíclico debe tener cinco componentes fundamentales, antes de que el año termine: comercio, industria, educación, ciencia y agroindustria, unidos todos por el cordón umbilical de la infraestructura, que el único sector que genera desarrollo y competitividad real.
Debe haber un plan exportador ya a corto plazo, un turismo seguro generador de divisas, una transición energética viable y un macro plan de seguridad nacional que blinde al país del caos y la delincuencia que reina en los países vecinos como Venezuela y Ecuador.
Colombia es la cuarta economía de la región y con un poco de esfuerzo puede ser la tercera por encima de la argentina, pero para lograrlo se necesita un trabajo intenso por parte del Ejecutivo, de tal manera que sus acciones estén enfocas en hacer un mejor país, más productivo, con más empleo y un gran vividero.