A propósito de las vías en Semana Santa
sábado, 28 de marzo de 2015
<p>Es realmente increíble que los colombianos no tengan la alternativa de transportarse en trenes como en otros países.</p>
Cada año por esta época, con motivo de la Semana Santa, al disfrutar el puente más largo los colombianos ponen a prueba los distintos sistemas de movilidad no urbanos y los terminales de los que salen y llegan los medios de transporte. Por ser una tradición no merece un comentario especial, pero esta oportunidad tiene unas características especiales que le dan vigencia a algunas reflexiones.
Aunque en todos los planes de desarrollo de cada gobierno, la infraestructura aparece como uno de los ejes estratégicos, ha sido uno de los “dolores de cabeza” de nuestro país, pues su rezago ha sido evidente al punto que se ha ganado un deshonroso lugar en el ranking que se elabora internacionalmente. Ni siquiera programas de desarrollo que han colocado a este sector a la cabeza han logrado superar esa condición. Basta con recordar el Plan de Integración Nacional de Turbay 1978-1982 y en la primera administración del presidente Santos, la infraestructura fue una de las locomotoras del desarrollo.
Sin duda que el país ha logrado en últimos años avances en la construcción de vías y aeropuertos, aunque se tenga que reconocer que no se ha estado ajeno a problemas de distinto tipo, ligados no solo al incumplimiento del cronograma de las obras, sino a demoras por parte de contratistas e incluso pleitos por maniobras no siempre claras. El listado en cada uno de estos problemas daría para varias entregas de informes. Basta solo mencionar Bogotá-Girardot, Bogotá-Sogamoso y el ya famoso túnel de La Línea que comunica al centro con el occidente del país.
Uno de los asuntos que mayor discusión debiera tener es el modelo de infraestructura en función de las necesidades reales del país, lo cual es el principio de la discusión y no el final, cuando ya se han tomado las decisiones y los proyectos están en ejecución o en pleitos, lo cual no desconoce que cualquier esquema tiene sus ventajas, pero no necesariamente es la solución óptima para alcanzar mayores niveles de competitividad y eficiencia.
La modernización aeroportuaria del país es una necesidad que hasta ahora se está tomando en serio. Se destacan obras como la del aeropuerto Eldorado, así hoy ya esté por debajo de los requerimientos. Por el terminal pasan más de 20 millones de pasajeros, cifra nada despreciable. Lo mismo se puede decir del programa que lidera el vicepresidente Vargas Lleras, pero cuyos resultados tardarán varios años en sentirse. Lo que si deja mucho que desear y que a todas luces constituye una prioridad del desarrollo, genera competitividad y racionaliza los costos, son los tímidos avances, por no decir nulos, de un sistema de transporte férreo, que como en Europa es fundamental para mover pasajeros y carga, en un sistema multimodal que no desconoce para nada otras formas de transporte.