Editorial

¿A qué le juega Colombia con su petróleo?

<p>En 2035 Brasil será un gran exportador y en 2015 EE.UU. desbancará a Arabia como mayor productor. ¿Y Colombia qué?</p>

Siempre se ha dicho que Colombia es un país con petróleo, pero no un país petrolero, y hoy como en ningún momento de la historia reciente, ese comentario se aplica perfectamente. Hace poco se celebró con bombos y platillos que la producción diaria de crudo se había estabilizado en un millón de barriles diarios, pero la alegría duró poco, pues en unas pocas semanas se bajó de esa cantidad, y en cambio son muchas las noticias que nos llegan de la región en las que se evidencia que el péndulo del ‘oro negro’ pasa por países como Brasil y Estados Unidos.

La Agencia Internacional de la Energía dijo en un reciente informe que Brasil será uno de los principales productores de energía del mundo. “Para 2035, la producción de petróleo de Brasil se triplicará y llegará a los 6 millones de barriles diarios, aportando un tercio al crecimiento de la producción neta en todo el mundo y convirtiéndose en el sexto mayor productor de petróleo del planeta (...) Actualmente es el segundo productor mundial de biocombustibles y su producción, principalmente a base de etanol producido de caña de azúcar, se triplicó. Las áreas de cultivo son más que suficientes para acomodar este aumento de la producción sin alcanzar áreas de medio ambiente sensibles”.

Por el lado de Estados Unidos, el mismo informe plantea que desbancará a Arabia Saudita como el principal productor de energía para 2015. “El nuevo statu quo que se avecina para los próximos años, en cualquier caso, colocará a Estados Unidos en una posición cercana a la autosuficiencia energética y reducirá su tradicional dependencia de terceros países (singularmente los integrados en la Opep), lo que podría acabar matizando en mayor o menor medida la política exterior de Washington vinculada a sus intereses de abastecimiento energético”. A estas noticias también se puede sumar que ayer PetroChina compró los activos que PetroBras tenía en Perú por una suma superior a los US$2.600 millones.

Son muchas nuevas situaciones que nos hacen preguntar, ¿para dónde va la política petrolera colombiana? ¿cuál es el plan estratégico de Ecopetrol para los próximos años? ¿qué papel jugarán las multinacionales en esa hoja de ruta? De momento no hay respuestas elaboradas bien fundamentadas, sino un sin numero de posiciones aisladas que hacen sospechar que no existe una política energética con buenas bases. Por ejemplo, el Departamento Nacional de Planeación, quien debería ayudar a proyectar el futuro de los sectores económicos, brilla por su ausencia. El Ministerio de Minas está enredado entre sus incompatibilidades y dejándose agendar con temas como el precio de los combustibles o la idoneidad de su alta gerencia.

Quizá sea el momento para mirar el futuro de nuestro petróleo, más allá de las regalías.