Editorial

Acelerar planes para cuñar el crecimiento

El FMI acaba de reducir una décima porcentual las expectativas de crecimiento económico para 2020. Antes de que se siga reduciendo hay que apurar los planes de expansión

Editorial


A juicio del Fondo Monetario Internacional (FMI), “la actividad económica en América Latina y el Caribe se estancó durante el año pasado, siguiendo con el lento ritmo de los últimos cinco años”, un hallazgo que se convierte en una peligrosa sentencia que ha llevado a la banca multilateral a revisar a la baja las expectativas de crecimiento para 2020 para Colombia, una situación a la que hay que salirle al paso con planes y estrategias de reactivación antes de que sea tarde, pues las necesidades de inversión social -como epicentro de las protestas sociales- son enormes y solo se cumplen si hay una economía creciendo por encima de 3,5%, tal como se había vaticinado al inicio.

En su informe sobre las expectativas de crecimiento mundial, el FMI confirmó que la región repuntará 1,6% este año (1,9% sin Venezuela) lo que significa un recorte de 0,2 puntos frente al dato que se había estimado en octubre de 2018 que era de 1,8%. La reducción en sus pronósticos se presenta en todos los países exceptuando a Brasil y Argentina, a los que les mantiene su buena dinámica económica. A Colombia, por su parte, le redujo la proyección 0,1 puntos al pasarla de 3,6% a 3,5% para este año, una cifra que no es gigante ni representa gran diferencial, pero sí marca una tendencia a la baja. La revisión a la baja más alta la registró Chile con 2,1 puntos, cifra que está muy por debajo del promedio. A los ojos de la banca multilateral, en lo que tiene que ver con el PIB real per cápita de la región, éste ha disminuido 0,6% en promedio anual durante el período 2014-2019, en contraste con el aumento de 2% promedio anual durante el período de auge de las materias primas ocurrido entre 2000-2013. En lo que tiene que ver con Colombia, la demanda interna del año pasado se ha convertido en el motor del crecimiento, lo que explica el repunte del crecimiento a 3,3% y un aumento del déficit en cuenta corriente a 4,5% del PIB.

Todo parece indicar que factores domésticos como el gasto de las familias, el consumo interno y las dinámicas comerciales propias crecerán a tasas de 5% por la estabilidad en las tasas de interés y la competencia desatada en el sistema financiero; igualmente, la llegada de millones de inmigrantes de Venezuela en busca de casas y bienes primarios, también se han convertido en un estímulo para el consumo, pilar del crecimiento de los últimos años. Es importante resaltar que pese a que el pronóstico de Colombia se redujo, sigue siendo el más alto en la región con 3,5%, le sigue Perú con 3,2%, Brasil llegaría al tercer lugar con 2,2%, el 1% de México lo ubica en cuarto lugar y Chile (0,9%) completaría el grupo de cinco países con crecimiento. En el lado negativo está Argentina -1,3% y Venezuela -10% para este año.

Para cuñar las expectativas de crecimiento colombiano se necesita que el Gobierno Nacional, no solo acelere reformas económicas de hondo calado -como la laboral y la pensional- sino que involucre al sector privado en sus planes de aceleración económica sectorizada, en donde el sector agropecuario, el industrial y la construcción, son sin lugar a dudas, los pilares de empuje para los próximos años. Colombia es el mejor del vecindario en términos de crecimiento, solo que está pendiente generar conciencia de esta situación y que es mejor redistribuir riqueza que pobreza, por lo que el PIB debe ser más alto que el actual.

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