Editorial

Actuar rápido para bajar la inflación

<p>Acciones concretas y menos retórica, como la que se han usado con el precio del arroz que subió 18% en dos meses</p>

El dato de inflación dado a conocer por el Dane a febrero, 1,15% en el mes, 1,8% en el bimestre y el acumulado de 4,36%, pone el tema como prioridad de la política monetaria y económica que manejan el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda. El análisis de la coyuntura merece todo el rigor y sin caer en el pesimismo, se debe reconocer de entrada que un aumento por encima de 50% frente al año anterior y el más alto de los últimos cinco, merece mucho más que pensar que es un asunto de reglas del mercado. No hay que equivocarse: nadie gana cuando la inflación sube, así en la teoría se afirme lo contrario para justificar acciones de especulación y para pensar que el ajuste de precios al por menor son un factor que puede estimular el crecimiento.

El asunto no es  fácil, pero es la responsabilidad de las autoridades económicas y no se necesita mucho para saber cual es la variable sobre la que se debe actuar en el muy corto plazo, pues las demás no explican lo que está pasando. Y esa no es otra que la tasa de cambio, cuya depreciación ha sido dramática, por encima de 10% en los últimos 90 días y más de 22% en doce meses, lo cual ha hecho que el ajuste en los precios ligados al del dólar se mueva demasiado rápido, en particular en los alimentos como el arroz. Los cereales y productos de panadería, que hoy se importan en un volumen significativo y en esos términos una mayor tasa los encarece de inmediato.

Seguir creyendo que la devaluación favorece por a las exportaciones es ingenuo, pues lo que se oculta es que una mayor inflación encarece el proceso productivo, induce a un alza de las tasas de interés y termina haciendo que los productos nacionales pierdan competitividad en el exterior. Así, el remedio se vuelve peor que la enfermedad. Son conocidos los mecanismos con que cuenta la autoridad monetaria para actuar en la materia y se deben usar sin dilación. Lo que está ocurriendo con la inflación nada tiene que ver con el precio del petróleo, pues la evaluación es contraria: una caída en los precios del petróleo contribuye a una baja en los costos e inducirían, en condiciones normales, a menores precios al consumidor, cosa que no está ocurriendo. 

La acción del Banco de la República debe incluir una revisión de las tasas de interés, pero no hay que engañarse sobre su resultado inmediato, pues es claro que los movimientos en este sentido tienen un rezago en el tiempo. Su impacto rápido es más bien en función de las expectativas y de dar señales de que hay claridad en el objetivo. El Gobierno también tiene su parte, en particular en el abastecimiento de alimentos menos retóricas, lo que impacta de frente el presupuesto de las familias, sobretodo a las más pobres, mientras el Gobierno sigue culpando a supuestos especuladores y demorando importaciones.