Editorial

Alcalde Petro, bájele a la confrontación

Somos expertos en debatir eternamente sobre supuestos o premisas infundadas que en nada le aportan al desarrollo. Aplaudimos las posturas con carácter cuando están sustentadas y le hacen bien al país económico, especialmente en temas cruciales para el desarrollo y el bienestar.Y para nadie es un secreto que el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, es un hombre frentero, peleador, contestatario y rebelde, pero especialmente confrontador con el establecimiento y sus actores históricos. Pero debe entender que ya es tiempo de abandonar el discurso de joven universitario de los años 80, de senador y de candidato. Que el favor de los electores lo han llevado al segundo cargo más importante del país y que sobre su inteligencia y gestión recae el futuro de una capital que ronda los 10 millones de habitantes.Siendo Alcalde electo anunció lo que pensaba que debía se la ETB y otras empresas de servicios público con intereses en Bogotá. Sus detractores políticos y negociantes del Estado utilizaron sus palabras para armar una gran polémica con repercusiones en la bolsa de valores. Posteriormente vino el tira y afloje con su viejo partido político del Polo sobre las muchas inauguraciones y los miles de contratos que realizaron durante las postrimerías de la nefasta administración pasada. Más tarde, hace un par de semanas, el Alcalde volvió a presentar su visión sobre lo que debería ser la llamada Avenida Longitudinal, una obra muy desconocida al punto de que si se hace una gran encuesta en Bogotá nadie sabe en dónde queda y menos aún cuánto costará, cuáles son los beneficios o qué hay contratado de ella.El punto es que el Alcalde está mordiendo el anzuelo de sus opositores con mucha frecuencia y bastante facilidad, al punto que lo único que se puede mostrar hasta el momento de sus 30 días de gestión es un ring de confrontaciones. Pero lo peor es que muchos de los servidores del Distrito tienen el mismo estilo confrontador que no los dejará administrar, pues se dedicarán a responder peleas más que a ejecutar. Doctor Petro: no podemos caer en la capital del país en una administración más preocupada por contestarle a los que le buscan pelea que en una alcaldía que transforme la ciudad y la lleve en los próximos cuatro años a otro estado de desarrollo. Hay mucha preocupación entre los empresarios por el clima de los negocios, por la movilidad, por los impuestos y hasta el momento toda la administración es un acertijo.La Avenida Longitudinal es una necesidad para Bogotá, con Transmilenio, con Tranvía, con 8 o 16 carriles. Pero lo importante es apostarle al desarrollo sustentable en una zona de Bogotá que verdaderamente necesita soluciones de transporte masivo que convivan con el ecosistema de los humedales. La polémica no ayuda para nada, lo que nos saca del subdesarrollo son las obras bien estructuradas.