Editorial

Alza del mínimo, una discusión pendiente

Gráfico LR

Para el Banco de la República una causa de que la inflación no ceda, se mantenga por encima de 5%, y que sea una de las más altas de la región, es el alza del salario mínimo

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Diario La República · Alza del mínimo, una discusión pendiente

Una pregunta válida para estos días es: ¿qué prefiere: una inflación o un salario elevado? La inmensa mayoría de los 14 millones de familias que hay en Colombia se van a inclinar por más plata para subir sus ingresos, comprar comida, transportarse, costear su salud y satisfacer otras necesidades básicas, muy pocas se inclinarán por un salario estable y precios de todos los bienes y servicios sin mayores variaciones.

Lo cierto en economía es que durante un año para los empleados formales -unos 11 millones en Colombia- los salarios se mantienen congelados durante los 12 meses, mientras que el costo de vida sube mes a mes, tal como ha sucedido cuatro veces este año que se enruta hacia el final. Una alta inflación, se ensaña con las familias de menores ingresos que le creen a los populistas que seducen con incrementos salariales por encima de las expectativas, el indicador en la canasta de alimentos del Dane, subió más de 6% durante el último año, demostrando que “la inflación es el verdadero impuesto de los pobres”, tal como dicta un adagio popular.

La variación al alza de los precios golpea los ingresos mensuales de todos los colombianos, pero es más fuerte en las personas vulnerables. A los ojos del Dane, la variación anual del IPC por nivel de ingresos para los pobres fue 5,02%, para los vulnerables 4,97%, para la clase media 5,09% y para ingresos altos 5,19%. Anif explica que la variación mensual del IPC por nivel de ingresos para pobres es 0,22%, para vulnerables es 0,21%, para la clase media es 0,20%, para los ingresos altos es 0,13%, y para el total nivel de ingresos es 0,19%.

Es una demostración de que el Gobierno Nacional y el Banco de la República deben aunar esfuerzos para bajar más de un punto la inflación, de tal manera que entre en la franja del Emisor y el IPC el dinero le alcance a las familias, ahora que se avecina la discusión del salario mínimo y nuevamente los populistas apunten a que el alza en los salarios no es inflacionario basándose en las teorías debatidas del Nobel, David Card, pero que en Colombia no se ha probado, al menos en los últimos años desde pandemia.

Desde 2022, al despertar de la pandemia, el salario mínimo se puso en $1.000.000, un alza de 10,7%; en 2023 $1.160.000 con un incremento de 16%; en 2024 alcanzó, $1.300.000 luego de un alza de 12%, y para este año, el salario mínimo legal fue de $1.423.500, cuando se decretó un ajuste de 9,5%. En tiempos electorales, el salario mínimo nunca va a ser inferior a la inflación causada más productividad, que es casi nula con un crecimiento económico inferior a 3%, toda una encrucijada que deben zanjar las autoridades económicas, máxime cuando los populistas están cargados de tigre y ven en las empresas formales siempre la fuente inagotable de impuestos y salarios por encima del modelo económico en cada sector.

Es oportuno escuchar a los académicos y técnicos del Banco de la República argumentar por qué consideran que la inflación no ha caído -entre otras cosas- por las alzas inadecuadas en el salario durante los últimos años. El problema real es que el precio de alimentos, servicios públicos y transporte, siguen por fuera de las leyes del mercado, capturados por intermediarios e intereses de reguladores y agentes económicos, especialmente en el caso de la energía, el gas, el agua y los combustibles.

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