Editorial

Ayudas a medias y poco ingeniosas

En plena racha de tratados de comercio, Santos le lanza una ayuda arancelaria poco útil a los empresarios textileros

En plena racha de tratados de comercio, Santos le lanza una ayuda arancelaria poco útil a los empresarios textileros
Si el Gobierno Nacional quiere de verdad ayudar a los empresarios textileros debe contribuir a que sean competitivos, innovadores, que se reinventen en el siglo XXI y que alcancen los niveles de desarrollo de sus homólogos en la región. Se equivoca el Presidente cuando dice que con la medida adoptada “quiere impedir la importación a precios irrisorios que le está causando tanto daño a los empresarios nacionales”. Esas palabras le quedan mal a un ex ministro de Comercio Exterior, de Hacienda y un hombre de empresa, que se ha comprometido con el libre mercado desde siempre. Poner o elevar aranceles hace parte de la artillería de políticas públicas económicas mandadas a recoger u obsoletas y que no se compadecen con el discurso globalizador y aperturista de un gobernante moderno.
Santos aprovechó la edición 25 de la Feria Colombiatex de las Américas, que se lleva a cabo en Medellín, para anunciar la medida de poner un arancel de US$4 por kilo a las importaciones de confecciones y textiles, al tiempo que su decreto también cobijará a los zapatos producidos en el extranjero. Es verdad que con la firma de muchos tratados de libre comercio a docenas de empresarios les ha dado la fiebre de importar a bajos precios textiles, confecciones, zapatos y miles de productos más para vender entre los consumidores colombianos, y que esta ‘fiebre importadora’ está golpeando a los productores nacionales. Pero ese es el mercado y eso es lo que está sucediendo en muchas economías abiertas. 
Si con esa política se quiere atacar un presunto lavado de activos como el Presidente lo dijo, él debe ser garante de actuar en justicia contra los narcotraficantes, no afectar a los empresarios que han armado modelos de negocios exitosos, importando bienes y servicios de otros países a bajos precios. El Presidente no puede satanizar las importaciones de textiles, confecciones y zapatos poniendo un arancel, tal como sucedía hace 30 años.
Es cierto que a los importadores legales se les reducirá el arancel de importación de 15% a 10%, por lo que considera que el efecto será neutro. Pero entonces, ¿cuál es el objeto cierto de la medida? La revaluación y las importaciones de telas, ropa y calzado están afectando las productoras de textiles colombianas, ese es un hecho irreversible que obliga a los empresarios del sector a reinventarse y al Ministerio de Comercio Exterior e Industria a ayudar de otra manera, por ejemplo, con líneas de crédito para reconvertirse, capacitación, misiones comerciales, etc.
El Ministro de Hacienda preside la Junta Directiva del Banco de la República y es una voz calificada para que compre más dólares para atajar la revaluación y reduzca imperativamente las tasas para que la economía no siga cayendo.