Editorial

Bien por la Ley de Punto Final, pero tiene riesgos

Sanear muchas de las deudas del Estado con Títulos de Tesorería es una salida inusual que tiene validez, pero obliga a evitar las prácticas que llevaron a los gobiernos a generarlas

Editorial


La gran catástrofe económica de los países en desarrollo durante los siglos XIX y XX fue pagar las deudas contraídas con emisión de dinero, lo que llevó a grandes inflaciones y a contraer más deuda con la banca comercial y multilateral que a la postre se volvieron impagables, práctica de viejos ministros de economía y hacienda que aún muchos países no terminan de pagar. Con el avance de una banca central independiente, la emisión ya no hizo parte de las decisiones de los ejecutivos y quedó como única forma expedita de pagar deuda, la colocación en los mercados secundarios de bonos oficiales, papeles valor a muy largo plazo que deberán ser pagados con otras generaciones, es decir, endeudar a las sociedades futuras.

Esa fue la decisión adoptada por el Gobierno Nacional para pagar la histórica deuda de la Nación con el sector salud, tasada en $6,7 billones, anunciada en el marco del Acuerdo de Punto Final. El Ministerio de Hacienda simplemente ejecutó algo aprobado en el Plan Nacional de Desarrollo donde se concebía pagar deudas vigentes con las EPS y para ponerse al día con los pagos a las Instituciones Prestadoras de Salud y evitar el caos financiero de este sector. Esta misma fórmula se usará para girarle a los terceros de buena fe que financiaron el proyecto Ruta del Sol II; un monto cercano $1 billón destinado a las entidades financieras que apalancaron, en su momento, el proyecto. Y otro tanto (unos $8 billones) no estimado con exactitud iría a las demandas contra la Nación o para honrar las sentencias judiciales en contra del Estado. Pagar toda esta deuda con “deuda de mercado” es una jugada financiera que simplemente cambia de libros extiende el problema en el largo plazo, además de obligar al Gobierno a ser mucho más estricto en sus finanzas. Esta situación puede atentar contra el Marco Fiscal de Mediano plazo y habrá que esperar cuál puede ser el comentario o calificación de las firmas de riesgo. Los intereses de la emisión de Títulos de Tesorería será 6% y no de 28% o 30%, que se paga actualmente. Los defensores de los TES plantean que es una salida perfecta para cumplir con algunas obligaciones sin necesidad de tocar las metas de déficit fiscal en Marco Fiscal revelado recientemente.

Las críticas no se han hecho esperar porque emitir deuda pública en mejores condiciones para pagar otra más costosa es apropiado, pero no deja de encender alarmas en el largo plazo. Pero la mayor alarma se enciende cuando esa deuda más barata se usa para pagar gastos corrientes de la Nación, ante la promesa de que no se hará una nueva reforma tributaria en lo que resta de este Gobierno. Muy bien la jugada financiera y bienvenida sea la operación, pero ojo con destinar ese dinero para los gastos ordinarios. Lo que si debe garantizar el Gobierno es que no se vuelva a engrosar esas deudas, lo que no es una cosa distinta de observar atentamente al sector de la salud, las obras de infraestructura y las demandas contra la Nación, para que estos sectores no sean focos nuevamente de inmensos costos que tengamos que pagar en los próximos años. Muy bien por la Ley de Punto Final, solo que debemos advertir que los gobiernos venideros deben seguir siendo estrictos con la vigilancia y control para que no abusen de la organización financiera que ha puesto en marcha el actual Ministerio de Hacienda.

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Ley de punto final - Gasto en salud - Salud pública - deuda pública