Editorial

Bitcoin, hecho económico global del año

Tal como sucede con la nube o algunos perfiles de las redes sociales, el bitcoin no se ve, pero se siente en la nueva forma de hacer economía

Editorial

Llegó la hora de los balances, de identificar los personajes y hechos más importantes del año e indiscutiblemente el bitcoin debe estar entre los mencionados. El año que poco a poco llega a su final, está marcado por la racha alcista de la más famosa de las llamadas criptomonedas, que no frena su valorización ni parece recalentarse antes de que el telón del tiempo cierre este 2017. La moneda virtual rompió la barrera de US$15.000, tercer récord en menos de 36 horas y cabalga hacia su indiscutible megacrack, a la luz de los ojos de miles de espectadores que esperan ver cómo el primer barrunto del futuro de las divisas cae para reinventarse.

No hemos llegado a la primera quincena de diciembre de la segunda década del siglo XXI y la criptodivisa más famosa sigue valorizándose hasta llegar hasta los US$15.000 por unidad; hacía pocas horas había superado US$14.000; el jueves US$13.000 y su precio sigue subiendo como espuma, ya no en unidades, decenas o centenas, sino en miles de dólares, un suceso nunca visto en la historia de los mercados secundarios o terciarios, quizá.

El tema no es si se va a reventar, el punto de discusión es cuándo lo hará. Las consecuencias de la alta volatilidad en los mercados nunca son buenas, pero este fenómeno financiero -que de lejos debe ser el hecho económico del año- tiene un elemento de destrucción interno que a su vez puede ser su salvavidas que engendrará una nueva etapa recargada. Uno de los principales atractivos del bitcoin tiene que ver con la cantidad limitada de unidades que existirán en el tiempo, opera como un producto financiero que se transará hasta agotar inventarios. El protocolo de bitcoin se planeó para que hubiesen sólo 21 millones de unidades disponibles hasta el año 2140; característica que ha acelerado a los inversionistas que no quieren quedarse por fuera de esta fiebre virtual. Hasta el momento, existen aproximadamente 12.500.000 del total a transar. Esta característica marca la diferencia de este fenómeno financiero con otros en la historia; está postergando su existencia más allá de las posibilidades humanas actuales y hace que muchos asistan en masa a la promesa de rentabilidad.

La economía contemporánea ha entrado con el bitcoin a una etapa que no comprendemos del todo o no contamos con los elementos de análisis financieros para hacer la prospectiva adecuada; seguramente vendrán años cargados de una larga prolongación de la “Era de las Criptomonedas”, blindada de eventos económicos tradicionales; es una suerte de hija de la cuarta revolución industrial que no llegará con los elementos tradicionales de las anteriores que pusieron en escena el vapor, la hidráulica, la electricidad, los autos o la informática. Es un hecho indiscutible que la cuarta revolución -traída de la mano del internet de las cosas- viene con sus propias monedas no materiales basadas en la confianza en las cosas que no vemos, como es la llamada nube o el simple respaldo de situaciones virtuales como las redes sociales. Por ahora, las criptomonedas primitivas están sufriendo una clásica burbuja del siglo XIX o XX, pero la pregunta es en qué van a reencarnar, tal como sucedió con internet entre 1998 y 2002 que después de reventarse la burbuja nos dejó empresas como Google, Facebook, Amazon y las que nacerán en los próximos años.

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