Editorial

Buen ambiente para actualizar el salario mínimo

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Los últimos encuentros entre el gobierno y los empresarios auguran que la negociación del salario mínimo va a ir por buen camino y que la pugnacidad habitual no estará presente

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Diario La República · Buen ambiente para actualizar el salario mínimo

Durante la semana pasada se dieron tres importantes encuentros entre miembros relevantes del Gobierno Nacional e importantes empresarios; los tres se dieron en Cartagena, el primero con un reducido número de empresarios de varios sectores vitales para la economía; el segundo en el marco del último congreso económico relevante del año, el de la Cámara Colombiana de la Infraestructura; y el tercero más ampliado con representantes gremiales, líderes de entidades cívicas, otros empresarios, algunos banqueros, académicos y líderes políticos o exministros.

Los tres eventos tuvieron como telón de fondo y ambiente preponderante la cordialidad, el respeto por las ideas distintas, pero sobre todo, el interés o la prioridad de que las cosas mejoren para Colombia y los colombianos.

Fueron reuniones en donde se vio el país desde distintas orillas de una misma realidad con el compromiso de trabajar unidos sin declaraciones conjuntas, ni mucho menos, compromisos políticos; una suerte de mirarse a la cara con el propósito nacional de sacar todo adelante para construir un país mejor desde todas las posiciones.

Esas reuniones han venido como anillo al dedo y en el tiempo adecuado, pues no tuvieron nada que ver con agenda política, no se habló de las reformas estructurales y mucho menos de los resultados de las pasadas elecciones a alcaldes y gobernadores.

Está claro que los empresarios y líderes gremiales no actúan como un partido político ni les corresponde hacer acuerdos ni firmar declaraciones conjuntas con los presidentes de turno; tanto las administraciones públicas como los empresarios que empujan el sector productivo tienen claro que ambos van en un barco que debe llegar a buen puerto y que asuntos debilitados como el crecimiento económico, la generación de empleo y la seguridad de todos, son cosas que no tienen partido ni sectores de desarrollo.

Solo hay una Colombia que hay que llevarla al desarrollo superior, ese es el compromiso tácito, y en ese orden de ideas, ha llevado la discusión del incremento del salario mínimo para el nuevo año, que debe verse más como una actualización de los ingresos de las familias colombianas más que un tira y afloje ideologizado de empleados y empleadores.

Para nadie es un secreto que la inflación, o mejor dicho la variación de precios de la economía, derivada de la pandemia, no ha bajado en todo el mundo en las mismas proporciones y que Colombia hoy experimenta uno de los brotes más difíciles de reducir tras un largo período de altas tasas de interés.

Es un hecho indebatible que el alza de los salarios no debe ser inferior a la inflación causada, es decir, de casi 10%, tal y como van las cosas, y que la productividad fijada por el mismo Gobierno será en torno a un punto para alcanzar el piso de 11%, lo demás, viene por añadidura y cualquier acuerdo entre empleados y empleadores, bajo la tutela del Ministerio de Trabajo que lidera en el Congreso una reforma laboral que mucho impactará a todos los generadores de empleo y contribuyentes, será fruto del buen clima entre sindicatos, empresarios, gremios y Gobierno Nacional.

Dejaría mucho que desear que la cartera de Trabajo dejara agotar el tiempo de negociación del mínimo y saliera con un decretazo que aumente el salario y el subsidio de conectividad que no hable del momento económico del país y vuelva a crispar los ánimos.

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