Editorial

¿Casas gratis o política pública de vivienda?

El nuevo ministro de vivienda debe demostrar que las casas gratis es cuestión de políticas públicas no de politiquería

El nuevo ministro de vivienda debe demostrar que las casas gratis es cuestión de políticas públicas no de politiquería
¿Cómo quiere ser recordado Juan Manuel Santos durante sus primeros cuatro años? Tiene dos alternativas bien claras: como el Gobierno que abrió la posibilidad de acuerdos con la guerrilla para ponerle fin a medio siglo de guerra interna, o tal vez como el Presidente que entregó miles de casas gratis a colombianos necesitados en un acto que aún no sabemos a ciencia cierta, si obedece a una directriz estratégica de políticas públicas bien intencionadas y estructuradas en el modelo económico, o a una acción de politiquería reeleccionista. En manos de él está comunicar bien cuál será la gran obra de estos tres años de administración que se apresta a cumplir el próximo 7 de agosto.
Al Presidente se le abona que le habla claro al país político, económico y social, cuando afirma que es su deseo que sus acciones gubernamentales en materia de indicadores macroeconómicos, avances sociales y relaciones diplomáticas sean reelegidas. Pero así como los logros son elocuentes, principalmente con el cambio del discurso guerrerista de la última década, las zonas grises también son grandes. Santos debe ser consciente de que la única locomotora que salió de la estación fue la de la vivienda; que la ciencia y la tecnología son solo palabras; que las política minera está enredada con problemas burocráticos y con las comunidades; y que el sector agropecuario no ha encontrado más argumentos competitivos que pedir subsidios. 
Quizá el error más grande de los tres primeros años de Santos son las escasas políticas públicas en materia educativa, principal herramienta de transformación social. Es triste que ni siquiera fuera tenida en cuenta como una locomotora para el desarrollo y que no haya nada concreto de transformación en ese vital sector. Pero por ahora, al nuevo Ministro de Vivienda le queda la tarea de convencer al país de que el programa de las 100.000 casas gratis; la rebaja en los intereses para vivienda y los subsidios acordados para viviendas de entre $80 y $200 millones, obedecen políticas públicas bien intencionadas y estructuradas que no obedecen a un oportunismo electoral, que convertiría un gran plan en un acto de politiquería.
Santos es claro con lo que quiere en materia política social y en los próximos 15 meses que le quedan al frente de la Casa de Nariño -al menos por ahora- debe reforzar otros sectores más vulnerables y más estratégicos para los empresarios como es el de la infraestructura. ¿Por qué fue tan fácil que se articulara la construcción y entrega de tantas viviendas y no se ha podido hacer lo mismo con tantas carreteras, acueductos, dragados, sistemas de riego, cárceles y otras tantas obras que necesita Colombia? Seguramente es cuestión de ejecución y de contar con las personas idóneas.