Editorial

Cátedra de seguridad nacional en días de Trump

<p>Trump más allá de ser un gran generador de titulares mediáticos, es un experto en hablarle a los americanos de lo que ellos temen en su seguridad</p><p>&nbsp;</p>

Los populistas le dicen a las personas lo que necesitan oír y venden un mensaje solucionador de problemas a la medida de cada quien; eso es más o menos lo que está sucediendo por estos pocos días que han pasado de la administración de Donald Trump en el país más poderoso e influyente del mundo. Ya los meses de incomprensión de las políticas desatadas por la “trumpmanía” están pasando y poco a poco empezamos a entender desde América Latina que Estados Unidos es mucho más grande que el mundo latino de Miami, Los Ángeles, Manhattan y de una que otra zona de Chicago. Hay un EE.UU. -casi desconocido- que se ha sentido inseguro y al que lo ha afectado gravemente la globalización y la misma inclusión social de etnias, razas, países, tendencias, modas y creencias, objetivos globales altamente publicitados desde la Segunda Guerra Mundial y que habían desarrollado los diferentes gobiernos demócratas. La llegada de Trump a la Casa Blanca, con un discurso nacionalista, es una muestra elocuente de que EE.UU. no solo es Hollywood y que los inmigrantes y extranjeros, son importantes, pero que quien maneja la sartén por el mango, son los estadounidenses de origen que han hecho de ese país el motor del crecimiento global, y que le brindan la seguridad que otros nacionales no puedan garantizar. Tal como sucede en la ruptura abrupta de relaciones personales, primero fue la negación de un outsider; luego el duelo y la culpa, y ahora vendrá la aceptación de que el nuevo presidente estadounidense estará por varios años y tal vez opte por una reelección, por lo que debemos habituarnos o al menos entender el por qué de las cosas. The New York Times denunció que el secretario de Estado, Rex W. Tillerson, ordenó varios cambios en los trámites de solicitud de visas que cambian de manera drástica el espíritu de integración que se percibía en tiempos de Obama. En adelante, la renovación de la visa para entrar a ese país requiere entrevista cara a cara con funcionarios consulares, tal como se hacía antes. Todo esto en un nuevo marco de controles de seguridad para analizar a fondo a turistas, viajeros de negocios y familiares de residentes estadounidenses. Hay una nueva época en inmigración, no muy distinta a la que se vivía hace solo unos seis u ocho años, en las que todo el que ingrese a EE.UU. puede ser un delincuente, y por supuesto, es una realidad que nos afectará a los colombianos que buscan en el gran país del norte una alternativa de estudio, trabajo, negocios o turismo. No es necesario atacar a Trump por estas ideas y esta nueva manera de ver la seguridad nacional, es simplemente un líder fiel a lo que piensa de su país y que actúa conforme a lo que necesitan sus ciudadanos. El debate ahora no es si los inmigrantes han forjado a EE.UU., se trata de entender que es un país que vive bajo amenaza terrorista de extremos religiosos o atacado por grupos narcotraficantes.