Editorial

Celulares, ahora sí a competir

<p>Le toca a la Superintendencia de Industria hacer cumplir las normas a las empresas celulares y proteger al consumidor.</p>

Ha pasado mucho tiempo desde que en 1994 empezaron a operar las redes de telefonía celular en Colombia. Los pioneros eran seis empresas divididas en tres regiones para garantizar la cobertura de un país de muchos centros. El esquema original estaba envenenado, o al menos era tóxico, pues en cada zona de cobertura funcionaba una empresa privada y una empresa mixta y todas las compañías de telefonía fija, reyes del servicio hasta ese momento, estaban presentes en el incipiente negocio que cambiaría la estructura económica y social del país. Las inminentes fusiones no tardaron y el ingreso de capital privado fuerte llegó de la mano de Comcel (América Móvil) y Telefónica (Movistar). Fue realmente este el momento de quiebre del negocio, cuando llegaron los verdaderos jugadores internacionales y el número de abonados celulares sobrepasó el número de líneas de telefonía fija instalada.

Pero la regionalización del mercado inicial, la falta de una verdadera regulación, la carente vigilancia, fueron pecados que los primeros usuarios tuvieron que pagar con creces. Los ‘celu-habientes’, que hoy superan los 47 millones de personas, no contaban con las garantías de un servicio óptimo y el margen entre el costo y el beneficio era enorme. Los aparatos no se podían comprar por fuera de los operadores que los usaban para amarrar contratos; no existía la portabilidad numérica y entre las compañías no se hablaban; las bandas estaban cerradas y no había forma de pasarse a otro operador y los contratos de permanencia eran leoninos. Al punto que en muy pocos años las compañías celulares amasaron jugosas utilidades que hoy ponen a esas multinacionales entre las empresas que más venden y las más rentables de Colombia.

Hoy, veinte años después, todas esas asimetrías económicas empiezan a desvanecerse y se abre una nueva etapa en el mercado en donde se privilegia la competencia por los usuarios. Pero para que eso sea real, el Gobierno Nacional, a través de la Superintendencia de Industria y Comercio, debe hacer respetar las normas, comenzando por el estatuto del consumidor. Aún persisten los problemas técnicos, se caen las llamadas, no hay cobertura y las compañías, ya todas extranjeras, cobran como si el producto fuera plenamente consumido. Desde ayer está en vigor la eliminación de las cláusulas de permanencia en los contratos de telefonía móvil, ordenada por la Resolución 4444 de 2014, que busca diferenciar el costo de los aparatos del valor de las llamadas y los paquetes de datos. Esto es solo un avance que pondrá a las compañías celulares a competir y a mejorar el servicio. Ya debemos pasar la época de los millones de usuarios como un trofeo en el mercado a un servicio de gran calidad.