Editorial

Chatarrización, un asunto de modernización

Desde 2005, las autoridades han retardado la modernización del parque automotor, falla que le pasa cuenta de cobro a la competitividad

Editorial

Ya se cumplieron 12 años desde que Colombia, en el desarrollo del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, se comprometió a adelantar un proceso para sacar de circulación a aquellos vehículos que tuvieran más de 20 años de antigüedad: esto, con el objetivo de modernizar el parque automotor. El tema se ha retardado en varias ocasiones y se ha convertido en un punto fundamental durante las negociaciones de los paros camioneros, pero también ha sido objeto de corrupción al punto que el año pasado se habló de un cartel de la chatarrización y se capturó a varios directivos del sector sindicados de participar en un esquema fraudulento.

La medida se retrasará más, pues ayer, la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, anunció durante el congreso de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga y su Logística (Colfecar), que a Colombia se le dio un semestre más de plazo para que complete este programa de renovación del parque automotor. Este periodo de ampliación se dio con el compromiso de que se ejecute un programa que sea incluyente, y que tenga en cuenta el reto ambiental y energético del país. De acuerdo con documentos del Ministerio de Transporte, desde 2013 hasta este año, en el Conpes se han definido $1,1 billones para modernizar el transporte automotor, pero hasta el primer semestre se habían ejecutado $466.042 millones. Adicionalmente, en cuanto a la meta de vehículos desintegrados y los que realmente se han chatarrizado, en los últimos dos años no se ha conseguido el objetivo. En 2016, solo se cumplió el 75% de la meta, mientras que en 2017 solo se pudo cumplir con el 55,67%.

La importancia de esta modernización radica en que el parque automotor colombiano de carga tiene un promedio de edad de 25 años, según la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) y la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco). Otro estudio, realizado por la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores (Andemos), no se aleja de esa cifra, pues señala que la edad promedio de un vehículo de carga es de 20,8 años, y sigue aumentando, pues era de 19,6 años para 2016. Una de las consecuencias subyacentes de no avanzar en este proceso de chatarrización es el costo de la contaminación del aire, que ha sido estimado por el Departamento Nacional de Planeación en $20 billones.

Pero este no es solo un problema ambiental, sino que también le pasa cuenta de cobro a la competitividad. De acuerdo con el Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial, dentro del cual Colombia se ubica en el puesto 58 entre 161 naciones, el puntaje nacional de competitividad logística es de 2,87, siendo 4,31 el máximo puntaje. Además, el país se encuentra detrás de pares regionales como Chile, Panamá, México y Brasil. Esto solo quiere decir que al país todavía le falta un amplio trecho para tener unos operadores de transporte que presten servicios de calidad y que ayuden a mejorar la competitividad, porque si se cuenta con una flota de carga moderna, los tiempos de transporte de mercancías se disminuyen y se puede ser más eficiente en el gasto de combustible. El país sigue adelantando un programa de infraestructura de gran ambición, lo prudente sería que no llegue el día de estrenar las megacarreteras y que los camiones que pasen por ellas tengan 25 años de edad.

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