Editorial

¿Ciencia o arte al pronosticar el consumo?

Las encuestas y los sondeos de opinión solo se ponen en tela de juicio durante las elecciones, pero la tarea de estudiar los hábitos de consumo es una asignatura pendiente

Editorial

El Índice de Confianza del Consumidor que busca conocer el gasto de los hogares y las ventas del comercio al por menor mensualmente mostró un balance negativo en las respuestas de junio de -6,3%, cifra que representa una reducción de 1,3 puntos frente a mayo y de 21,8 puntos si se compara con el mismo mes de 2018. El estudio realizado por Fedesarrollo es el de mayor credibilidad en el mercado, incluso, por encima de otros similares que hace el Dane y un puñado de empresas dedicadas a estudiar el consumo y los consumidores con el objetivo de vender asesorías y estudios a empresas. Estas comparaciones no dejan de preocupar, máxime en un momento en el que todo parece empezar a cambiar para la economía. Esa disminución en la confianza se justifica como consecuencia de la reducción en el Índice de Condiciones Económicas y, en menor medida, a la disminución en el Índice de Expectativas de los Consumidores.

Si se mira por ciudades, el Índice de Condiciones Económicas disminuyó en las cinco ciudades analizadas frente a junio del año anterior, pero si se compara con mayo, la confianza aumentó en Bogotá y Barranquilla, cambiando de tendencia notablemente. La lupa de los estratos muestra que la confianza se redujo en el medio y el alto, pero aumentó en el de bajos ingresos. El año pasado se había reducido en todos los niveles socioeconómicos. Ejes fundamentales como la disposición a comprar vivienda aumentó frente al mes pasado, pero disminuyó con respecto a junio de 2018; la disposición a adquirir bienes durables se redujo con respecto a ambos periodos de análisis. Este par de tendencias van muy en contravía de lo que muestran otros termómetros que vaticinan el mejoramiento del ciclo económico desde la demanda. En mayo, por ejemplo, los centros de estudios económicos de gremios como la Andi y Fenalco eran más optimistas y presentaban aumento en las ventas de carros y motos. Las ventas minoristas en el comercio, vistas por el Dane, muestran incrementos interanuales de 8,2%, con fuerte aroma a recuperación.

La economía necesita más enfoque y profundización en los estudios de consumo que deben alejarse del dato rápido y descontextualizado para ayudar en la toma de decisiones. Se nota (por simple percepción) que el consumo de los hogares se está fortaleciendo a la luz de los últimos datos, pero el arsenal de índices “oficiales” le juegan a que la tendencia es contraria. No se trata de censurar o editar los estudios independientes, sino de hacer un llamado a la cordura, pero más al cuidado del método y la metodología que éstos usan. Bastante le cuesta a la economía no creerle al Dane para que otros emprendimientos le jueguen a la desinformación. Pronosticar las tendencias del consumo tienen que ver más con la ciencia que con el arte o el “ojo de buen cubero”. Por ahora, solo se notan buenos aires para el consumo y el rumbo económico que entra de lleno en el segundo semestre que siempre está cargado de buena dinámica; para que esto tome fuerza, las tasas de interés deben mantenerse estables y la inflación controlada.

Anif habla del distanciamiento entre el consumo de los hogares y el Índice de Confianza, hipótesis que puede ser cierta, pero de momento, todo parece mejorar o entrar en terreno más confiable.

TEMAS


Índice de Confianza del Consumidor (ICC) - Vivienda - Comercio