Editorial

Cierre bimensual contagiado de Covid-19

Termina el segundo mes del año en medio de la incertidumbre incubada por el Covid-19; el dólar y el petróleo son los más golpeados por un pánico económico global inoportuno

Editorial


La experiencia enseña que a lo largo de la historia económica de Colombia, muy pocas veces se ha visto afectada por las crisis globales a gran escala, mucho menos por las recurrentes pandemias; y los estragos temporales causados por el Covid-19 no van a ser la excepción en esta oportunidad. Si bien el precio del dólar toca sus máximos históricos y el valor del barril del petróleo cae, el país tiene una suerte de blindaje natural que reposa en el tamaño del mercado interno que sigue creciendo si miramos los indicadores de confianza de los consumidores y los industriales.

El otro punto que refuerza la idea del poco contagio en el corto plazo es que en esta oportunidad no es un asunto económico estructural. El Covid-19 se va a controlar muy pronto o simplemente se esfumará como sucedió hace una década con el Sars, que simplemente se fue sin dejar rastro, que es lo que pasa con la mayoría de los cuadros gripales. Obviamente, no se puede desconocer que hay más de 80.000 infectados y casi 3.000 muertos en más de 40 países, una situación que amerita preocupación sanitaria. La pregunta a renglón seguido puede ser por qué se disparó el dólar y cayó el petróleo, la respuesta es simple: en situaciones como esta se avivan los especuladores y le disparan a las economías más débiles.

Lo malo es que las cifras del país venían siendo muy buenas y se esperaba un excelente cierre del primer trimestre -aún falta marzo- y algo le pasará la cuenta de cobro al crecimiento trimestral, pero no hay que rasgarse las vestiduras por las noticias que llegan de los mercados secundarios. Lo único importante es la falta de apetito por la compra de crudo y el encarecimiento de las importaciones necesarias para producir, el resto es más manejable y el país tiene muy buena producción de bienes y servicios locales. La otra cara de la noticia la muestran los exportadores, que ven cómo sus ingresos suben con el dólar a $3.500 y hay demanda internacional de café, frutas y algunas manufacturas.

La próxima semana comienzan los últimos 30 días del primer trimestre del año y el país económico entra en una nueva etapa de medio año, una coyuntura que será muy buena porque durante ella van a empezar a ejecutarse grandes obras de orden nacional y será el despegue de los mandatarios locales y regionales que completarán sus primeros 100 días, tiempo durante el cual habrán empezado a cumplir promesas de campaña. El factor de realización de políticas públicas es un dinamizador que puede aportar ese crecimiento que se puede aminorar por efectos externos, vía contagio internacional. No es mejor esperar que alcaldes y gobernadores afinen las ejecuciones presupuestales y esta gestión empuje sectores como la obras públicas y la micro infraestructura urbana. Y si a esta situación se le suman otros despegues como los planes de crecimiento industrial trazados por el Gobierno central, las cosas empezarán a mejorar.

Las cifras macroeconómicas terminaron bien 2019 y arrancan superando esos números entre enero y febrero; no obstante, el contagio internacional puede convertirse en una fuente de incertidumbre, pero también en una oportunidad de refugiarse en los mercados internos; Colombia es un país que goza de ciudades como Barranquilla, Medellín o Cali, que sumadas pueden asociarse a Bogotá para dinamizar el consumo, que a la postre ha sido el pilar del crecimiento.

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