Editorial

Cobertura sí, pero también calidad

Hay que realinear los objetivos de la educación: que no solo se hable de cobertura y equidad, sino también de calidad

Hay que realinear los objetivos de la educación: que no solo se hable de cobertura y equidad, sino también de calidad 

El Ministerio de Educación ha sido reiterativo en que los principales objetivos políticos del Gobierno para la educación superior se centran en “ampliar la cobertura,  mejorar la equidad, aumentar la calidad y la pertinencia, y hacer que la gobernabilidad y las finanzas funcionen mejor. Para alcanzar estos objetivos, los responsables  e interesados deben encontrar la forma de llegar a un consenso, trabajar juntos y superar la inercia”. Eso dice en la exposición de motivos un informe presentado por un equipo de revisión de la OCDE y del Banco Mundial que además encontró varios puntos fuertes en nuestro sistema educativo como son: el considerable aumento de la cobertura en los últimos diez años; un variado panorama institucional; una sólida y coherente planificación y formulación de políticas; el fuerte apoyo a la equidad e institución de préstamos estudiantiles que es de las mejores del mundo; sistemas de evaluación completos y avanzados y un compromiso con la toma de decisiones basada en datos.
El estudio pone el dedo en la llaga del sistema educativo colombiano, al tiempo que destaca sus fortalezas. Pero es mejor identificar las cosas deficientes para mejorarlas que quedarnos en las palmadas en la espalda. Por ejemplo dice el informe que en algunas regiones, la educación superior es prácticamente gratis en instituciones públicas, mientras que en otras regiones, los estudiantes deben pagar matrículas elevadas. “La política debería tratar de reducir estas disparidades”.
Pero la conclusión más importante tiene que ver con los problemas de calidad y de eficiencia interna en la educación secundaria que repercuten en la superior e impiden el acceso al aprendizaje y al éxito profesional de los estudiantes de las familias más pobres. “Muchos estudiantes, en particular los de los estratos socio-económicos más bajos, carecen de la preparación necesaria para tener éxito en el nivel superior. En primer lugar, los colombianos se gradúan de secundaria a la temprana edad de 16 años, con menos años de educación que la mayoría de sus homólogos internacionales. En segundo lugar, el sistema secundario tiene serias deficiencias. Las altas tasas de deserción demuestran la disparidad entre las aspiraciones de los estudiantes y las habilidades que han podido adquirir en la educación secundaria. La deserción es costosa, para los estudiantes y para la sociedad”. 
El mercado laboral está absorbiendo a los egresados de la educación superior, pero sus deficiencias académicas ocasionan que las empresas públicas y privadas no sean innovadoras, pues el recurso que entra es deficiente. El Ministerio de Educación debe tomar en serio este estudio y trabajar con los colegios para mejorar los profesionales.