Editorial

Colombia cede en transparencia de datos

<p>Entregar datos a tiempo y hacerlos públicos es una de las asignaturas pendientes para desarrollar la economía y la toma de decisiones</p><p>&nbsp;</p>

Es paradójico que a pesar de los escándalos de corrupción recurrentes en Brasil y Colombia, aparezcan bien ubicados en el ranking global de datos abiertos realizado por Open Knowledge International, entidad que certifica que los gobiernos de ambos países son los que publican más fácilmente información en comparación con los pares de la región, al obtener una puntuación de 64% y 62%, sobre 100%, respectivamente. Global Open Data Index evalúa la publicación de los datos de los gobiernos y el acceso general a cifras oficiales y privadas, con base en esto, analiza la evolución, que este año dice que Brasil tuvo un incremento de tres puntos porcentuales, pues había alcanzado un puntaje de 61% y pasó del lugar 12 al número ocho. El caso colombiano es diferente: mientras que en 2015 ocupaba el cuarto puesto después de Taiwán, Reino Unido y Dinamarca, en 2016 cayó ocho puestos y se ubicó en el lugar 12 con un puntaje de 62%, antes alcanzaba 68%; caemos claramente en términos de transparencia e información.

Ya habíamos alertado sobre esta situación con base en la entrega de resultados empresariales a socios y accionistas. Mientras los años anteriores, los públicos de las empresas conocían los datos de la gestión anterior antes de terminar el primer trimestre, en 2017 solo se conocerá lo sucedido en la vigencia inmediatamente anterior luego del primer semestre cuando no tengan mucho sentido. Las causas son varias como las normas Niif, pero la responsabilidad de la prontitud la tienen las diferentes superintendencias que no hacen su papel y están muy politizadas, ni exigen ni vigilan la entrega de informes oficiales, muy a pesar de que el ingreso a la Ocde es inminente y ha obligado a las entidades a trabajar más en la oportunidad y transparencia de los datos. El Dane va bien y ha avanzado en sus informes técnicos y a tiempo, pero algunas entidades de vigilancia y control como las Superservicios, Supersolidaria, Supersalud, Supersubsidio o Supertransporte se rajan en vigilancia y oportunidad en la entrega de información clave para la formación de mercados. Nadie sabe información oficial de las EPS, de las Cajas de Compensación, las empresas de giros, las cooperativas no financieras e incluso la medicina prepagada. Hay varios socavones de la economía formal que no entregan datos o cifras a sus usuarios y prefieren pagar multas antes de que los clientes conozcan su estado, cómo les fue en el año o dónde se ubican si se comparan con sus pares en un segmento determinado.

Los últimos escándalos políticos y de corrupción empresarial en Brasil, le han servido a ese país para mejorar y poner protocolos que les impida volver a caer en temas de corrupción. Este país obtuvo en transparencia una calificación de 100% en el acceso a la información sobre el presupuesto gubernamental, estadísticas, leyes, proyectos de ley, mapas y los resultados electorales y empresariales. Se raja en lo relacionado con códigos postales, calidad del agua y datos sobre los propietarios de las tierras, porque no están disponibles públicamente ni se pueden descargar. A Colombia le falta mucha transparencia y esa debería ser una de las asignaturas para mejorar, pero las entidades que deben trabajar en este objetivo son inferiores al reto, y lo peor, es que muchas empresas prefieren que todo siga espeso para no tener que mostrar nada de su gestión.