Editorial

Colombia es un país amenazado por el clima

El próximo domingo 31 de octubre comienza la vigesimosexta Cumbre del Clima, una agenda clave para alcanzar acuerdos que reduzcan las emisiones de CO2, pero hay mucho pendiente

LR

Diario La República · Colombia es un país amenazado por el clima

El mundo se prepara para una cita global más en la que el cambio climático es el tema invitado, el eje centra de todas las conversaciones. Este domingo 31 de octubre comenzará en Glasgow, Escocia, la vigesimosexta Cumbre del Clima, COP26, a la que acudirán representantes de todos los países para avanzar en acuerdos y compromisos en la lucha contra la crisis climática. Toda una efemérides, pues durante todo 2020 no se pudo hacer ningún tipo de evento de gran magnitud.

El Gobierno Nacional se la ha jugado por tener una destacada participación en el evento y llevará una importante comitiva preparada para mostrar la agenda local en términos de cambio climático y crisis del clima regional. Muy oportuno fue el estudio revelado por la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos que sostiene que Colombia se cuenta entre los países a los que más afectarán los cambios venideros. ‘Los Riesgos para la Seguridad Nacional del Cambio climático y la Respuesta Internacional hasta 2040’ se titula el trabajo académico que anticipa efectos en el mediano y largo plazo, un asunto al cual se le debe poner el mayor cuidado y que debe estar en la agenda de las propuestas políticas de cara a las elecciones del nuevo año.

Los países que más preocupan, que son altamente vulnerables y que además carecen de la capacidad para adaptarse según el informe son Guatemala, Honduras, Nicaragua, Haití y Colombia, en el continente; Irak, Afganistán, Burma, India, Pakistán y Corea del Norte también están reseñados como lugares con afectaciones, si no se preparan.

Desde ya hay que empezar a tomarse en serio la crisis climática como una verdadera amenaza para las sociedades y la economía; los estragos, que pueden provocar sequías, incendios, inundaciones o intensos inviernos afectarán la producción agrícola y pueden cambiar para siempre los patrones de los cultivos, máxime ahora que hay una creciente demanda de alimentos y que el país ha intentado producir más para exportar a mercados desarrollados; el caso de productos como café, banano, flores, aguacate y una variedad de frutas y algunos pecuarios.

Sin duda alguna, la larga pandemia ralentizó todas las políticas públicas que se habían diseñado desde el Plan Nacional de Desarrollo y opacó el liderazgo que el Gobierno Nacional había tenido en materia ambiental nacional e internacional.

Lo único que se puede hacer de cara al futuro es adquirir y respaldar compromisos internacionales que le ayuden al país a salir bien librado de la crisis climática que ya se está experimentado en varias regiones. Si Colombia es uno de los más afectados, deberá diseñar toda una batería de acciones como beneficios tributarios para las personas naturales y jurídicas que trabajen y demuestren planes para disminuir la huella de carbono o reparar grandes franjas de tierra y dedicarla al uso ambiental.

Colombia está tarde para prohibir la tala de cualquier árbol, el uso de leña como combustible para cocinar y el avance de la minería, ganadería y agricultura en las selvas tropicales y los páramos. La red de parques nacionales debe ser un verdadero sistema que involucre más predios privados y los mercados mundiales puedan financiar su cuidado con la emisión de más bonos verdes. El tema ambiental es crucial como dique de la crisis climática y el debate de Glasgow oportunamente pondrá sobre la polémica electoral un asunto que es definitivo para el futuro nacional.

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