Editorial

Consensos para crecer más allá de 3,3%

Poco a poco la banca multilateral y las entidades financieras, bajan las expectativas sobre el PIB, para subirlo debe haber consensos y cooperación

Editorial

Hay que hacer las cosas sucedan y el crecimiento de la economía para 2019 no se logra por decreto, debe articularse un gran plan concertado de dinamización de la economía nacional en el que intervenga activamente el sector privado, con la obvia batuta del gobierno central. Pero para hacerlo hay que sentarse a trabajar entre todos, en un gran consenso u hoja de ruta por el crecimiento económico sostenido para los próximos años. La economía colombiana no puede seguir supeditada al volátil mundo de los ingresos provenientes del petróleo ni a las cotizaciones de las otras materias primas tradicionales. Es un imperativo que el nuevo consenso se apalanque en los sectores tradicionales y sobre ellos se construya una economía mucho más dinámica, que a través del crecimiento de la sumatoria de todos los bienes y servicios genere desarrollo y mayor bienestar que el conseguido hasta a actualidad. A pesar de los hechos recientes asociados al orden público y al conflicto interno que ha desangrado al país a lo largo de seis décadas, el panorama económico sigue siendo muy bueno; pero no se puede seguir hablando solo de recuperación, se debe hablar de crecimiento puro y duro en todos los sectores, pues para este año toda la banca multilateral y las investigaciones económicas de las entidades financieras locales, apuntan a que el PIB crezca como mínimo 3,3%, una cifra que está muy por encima del promedio de América Latina y una de las más altas de los últimos años. Pero ese mínimo de crecimiento económico no puede ser la meta, ni es un gran objetivo, dado que para lograrlo solo es mantener la inercia de a economía de los últimos años. El país económico con todos sus agentes tiene que lograr convocar a una suerte de pacto o consenso por el crecimiento para romper con los discursos populistas que consideran que los objetivos son la igualdad o la equidad, dos palabras complejas que describen situaciones sociales, al tiempo que no tienen en cuenta que no puede haber igualdad o equidad sin crecimiento económico. Para poder reducir la pobreza, llegar a los rincones del país con más necesidades y atender los sectores vulnerables se debe crecer en la sumatoria de bienes y servicios. “Lo importante es la pobreza, no la igualdad”, porque está claro que si se reduce la pobreza o se resuelve este flagelo como lo han hecho otros países, con base en el crecimiento económico como objetivo central, el resultado es que más colombianos tengan fácil acceso al consumo básico, como vivienda, alimentación, vestido, salud y educación. Esa es la fórmula que han utilizado todos los países que han roto la trampa del subdesarrollo desde 1.800. El común denominador de los países que ahora son desarrollados o redujeron la pobreza de manera notable, es que se enfocaron en el crecimiento de su modelos económicos, los adecuaron a los momentos comerciales que experimenta el mundo, cualquiera sea la época, y con ese saldo a favor en crecimiento sacaron de la pobreza a más ciudadanos de los bajo poder adquisitivo. El problema de Venezuela y Cuba, en la región, fue que los sus populista líderes vendieron el sofisma de la igualdad con base en repartir pobreza y destruir el sistema productivo de sus países, terminando en tiranías aferradas a modelos que no han funcionado en ningún momento de la historia. Insistimos en generar un consenso por el crecimiento para poder avanzar en la equidad, de tal manera que el populismo no inviertan las palabras.

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