Editorial

Contragolpe económico del acuerdo climático

<p>La salida de Trump del acuerdo climático se sentirá en el mercado petrolero, lo más seguro es que los precios caigan por unas semanas</p><p>&nbsp;</p>

El “efecto Trump” o el “trumpeconomics” se vuelve a sentir con toda su fuerza en la economía global, esta vez de la mano de la decisión ejecutiva -otrora promesa de campaña electoral- sobre la salida de Estados Unidos de los acuerdos globales de protección ambiental. Todo comenzó en 2015 cuando cerca de dos centenares de naciones alcanzaron en París un acuerdo climático en el que los países más emisores de partículas contaminantes se comprometían a bajar sus niveles dañinos y empezaban a diseñar un cronograma en este sentido con el objetivo de generar tranquilidad entre las personas y en especial en una opinión pública muy animada en contra de los daños ambientales cada vez mayores en países como China, India, Japón y Estados Unidos en donde se concentran los mayores porcentajes de destrucción de la naturaleza y la capa de ozono, fruto de su carrera desenfrenada por la industrialización y uso de recursos no renovables en el mediano plazo.

En las jornadas bursátiles de este segundo día de junio en todas las plazas del mundo, se sintió un fuerte impacto de la decisión de Trump. En el mercado petrolero el barril cedió su piso sicológico de los US$50 siendo la primera víctima de los anuncios, este es uno de los cambios más sensibles para las economías emergentes, como la colombiana, que habían puesto las esperanzas de recuperar el crecimiento económico en la reactivación de los costos de las materia primas. Esto es una consecuencia de que el mercado lee que habrá una desbandada de compañías petroleras hacia los territorios norteamericanos para explotar petróleo en terrenos antes protegidos por naturalistas, lo que en términos de precios futuros se entiende como una sobreoferta de producción, con la consecuente reducción del costo del barril de Brent.

Pero más allá del impacto económico de la decisión de Trump en el sector petrolero están las consecuencias en las compañías automotrices que han visto subir sus acciones, particularmente en las bolsas asiáticas y europeas que experimentaron repuntes inusuales tras la decisión de Estados Unidos. Ciertamente, es la primera vez que un país líder de la industrialización y del uso de energía no renovable le planta la cara a la tendencia ambientalista que se había tomado todas las convenciones presidenciales desde hace más de un lustro. Hasta hace unos meses era rentable invocar el inminente calentamiento global para hacer cambiar las políticas estatales en por de la protección de la naturaleza, Trump, ha hecho trizas estas posiciones antes populares y ahora de la mano de los petroleros y los fabricantes de vehículos, cobran nuevos brios y eso se empieza a notar en las movidas accionarias de este comienzo prematuro del segundos semestre del año.

Hay otros perdedores de la decisión estadounidense de salirse del Acuerdo de París y todos están agrupados en las empresas que le habían apostado por la autogeneración eólica que poco a poco ha venido creciendo en países europeos y algunos emergentes hasta el punto de desplazar la generación a partir de fósiles. Estudios de las universidades estadounidenses, Berkley y Stanford, ya le habían salido al paso a la inminente decisión ejecutiva estadounidense tratando de cuantificar esta postura política, de lejos antipopular; “un calentamiento no contrarrestado va a transformar la economía mundial, reduciendo el ingreso global promedio aproximadamente 23% para 2100 y ampliando la desigualdad global de los ingresos”. Es algo así como mitigar las necesidades actuales con cuenta de cobro a las generaciones futuras que pagarán estas decisiones.