Editorial

Cosas a tener en cuenta al tratar de bajar la inflación

El bajonazo arancelario debe ser temporal, tener en cuenta el peso en la formación de los precios y se debe revisar el costo de la mano de obra en el campo que está más escasa que nunca

Editorial

Hace una semana el Comité de Asuntos Arancelarios, Aduaneros y de Comercio Exterior, le recomendó a las carteras de Hacienda, Agro e Industria, reducir por el lapso de un semestre el arancel fijado para 176 subpartidas con que se importan productos y que no cuentan con un registro de producción nacional, acción gubernamental que aliviaría la escalada inflacionaria en el corto plazo. Importante resaltar que esta medida tendría impacto directo sobre los precios de la canasta familiar, desde 5% hasta 15%, rango en el que se encuentran los respectivos impuestos de importación.

El problema es que una decisión de este tipo generaría gran polémica inmediata entre varios jugadores de la industria nacional, que se verían afectados por la competencia internacional, por lo que la decisión del Gobierno, en este sentido, aún está en la mesa de discusión pues mover el impuesto de casi 200 partidas no ha ocurrido en la historia reciente. Un arancel de 0% debería trasladarse directamente al consumidor y se sentiría en los precios, pero no se ha descartado el efecto real del dólar, pues la tasa representativa del mercado ha sido volátil durante las últimas semanas por su vinculación directa al barril de petróleo en un entorno mundial inestable por la tensión en Ucrania. Y al tratarse de impuestos, hay un impacto fiscal justo en el momento en que las arcas nacionales se empiezan a reponer del grave hueco que ha dejado la financiación de la pandemia por más de $4 billones en el último par de años.

Dentro de las subpartidas considerabas para reducir el arancel no solo están productos del agro necesarios para los cultivos autóctonos protegidos con cero importaciones, como la papa o el maíz, sino también herramientas, semillas, harinas, cereales, alimentos, bebidas, aceites, papel, extracto de malta, hidrolizados, levaduras y algunos otros que se vayan identificando como fundamentales para aliviar los precios.

No obstante, los productores locales en esos renglones arancelarios entran en pie de guerra contra el Gobierno, pues verán afectados sus ingresos, muy a pesar de que la inflación derivada del precio de los alimentos ronda 20% y es lo que más afecta la variación de precios global. Hay varias paradojas de mercado en una medida que hace que sea fácil anunciarla, pero muy difícil aplicarla por varios aspectos en la formación de los precios. La primera es que debe actuarse muy rápido si el objetivo es bajar los precios de los insumos agropecuarios como herbicidas, fungicidas, fertilizantes e insecticidas fundamentales para producir en el campo, máxime tener en cuenta que la siembra es en tiempo de lluvia, los próximos meses de marzo, abril y mayo, y la cosecha al segundo semestre, cuando se impactarían los precios a la baja. Lo otro, mucho más importante, es que el componente de la mano de obra en el sector agropecuario está escaso, no hay trabajadores y los pocos que se dedican a las actividades agropecuarias cobran caro.

Mucho de esto tiene que ver con un impacto indirecto del aumento en un millón de hogares del Ingreso Solidario, pasando de tres millones a cuatro millones de hogares beneficiarios, situación que desincentiva el trabajo rural en varias regiones. Y finalmente, está el tema de las vías, el mercadeo de la producción campesina, los intermediarios, las marcas propias, el abastecimiento de las tiendas de barrio; son muchos los elementos para tener en cuenta.

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